El miércoles vivimos una agresión totalmente injustificable en Pontevedra, de esas que tras verlas te dejan mal cuerpo. Un sujeto al que prefiero no calificar se hizo una foto con Mariano Rajoy y, de repente, sin mediar palabra, le propinó un zurdazo que hubiera tumbado a cualquiera. No a Rajoy, que se quedó de pie, por cierto.
No nos engañemos: el problema no es que un menor de edad golpee a Rajoy durante un paseo por Pontevedra. Lo grave del asunto es que varios energúmenos jalearan al joven cuando fue detenido y que algunos sujetos, califíquenles Uds. mismos, se alegrasen de esa agresión en las redes sociales y/o, en cierto modo, de forma más o menos explícita, la justificaran. Los recortes, la corrupción… Chorradas: NADA justifica lo que vimos antes de ayer. Hay que ser desalmado para justificarlo o alegrarse.
Los recortes no justifican esa agresión. Tampoco los casos de corrupción en los que se haya visto involucrado el PP. Para eso están los jueces y, sobretodo, el domingo hay elecciones: eso es lo bueno de la democracia, Rajoy no gobernará si la gente no lo decide con sus votos. Si ha gobernado estos 4 años ha sido porque mucha gente, ahora escondida, le votó.
Insisto: el golpe no es el problema y Rajoy es consciente de ello. El dolor se pasa en un rato. La cuestión es que una parte de la sociedad entienda justificable que alguien golpee a un señor de 60 años por la espalda y con esa violencia. Nada justifica una agresión. Ese joven, espero, no representaba a nadie más que a sí mismo.
Algo bueno ha salido de todo esto: me ha alegrado que todas las fuerzas políticas salieran a solidarizarse con el Sr. Rajoy. Visto lo visto, nadie está a salvo de que algún tarado les propine un golpe traicionero durante un paseo por la calle.
En todo caso, y créanme si les digo que jamás pensé que fuera a escribir esto, la reacción de Rajoy ha sido ejemplar. No ha intentado ganar votos con el golpe. No ha querido darle la menor importancia, insistiendo en que es algo que no debe pasar la categoría de anécdota. No sé si otros candidatos, más dados al titular y al populismo, hubiesen hecho lo mismo.
La verdad es que tenía pensado hablar sobre el debate y, en concreto, de la curiosa estrategia empleada por Pedro Sánchez, que prácticamente no dejaba hablar a su oponente. Sobre esto último, sólo me queda decir una cosa: después de hora y media en prime time, en la que se podría haber explicado cómo quería cambiarse el país, al final la gente va a acordarse de lo de “Ud. no es un político decente”. Poco útil, ¿no creen?
No sé si me equivocaré, pero me da que el PSOE este domingo no va a acabar muy contento
Felices fiestas para todos
Si (
No(
