La guerra comercial iniciada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con la imposición indiscriminada y generalizada de aranceles a las importaciones de la práctica totalidad de productos que entren en el país, constituye un grave atentado contra los principios del libre comercio y amenaza con desestabilizar la economía global.
Estas medidas proteccionistas, que incluyen un arancel general del 10% a las importaciones, con un 20% adicional para la Unión Europea, constituyen una visión obsoleta y perjudicial que ignora las lecciones de la historia económica reciente.
España, aunque inicialmente podría sufrir un impacto directo estimado del 0,2% del PIB, según un informe de CaixaBank Research, no está a salvo de riesgos mayores. Sectores clave como el vino, el aceite de oliva y la maquinaria se verán particularmente afectados.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el jueves la movilización de recursos para respaldar a las empresas exportadoras más perjudicadas por los aranceles anunciados por la Administración Trump. Y también el Govern balear, en boca del vicepresidente Antoni Costa, ha anunciado la elaboración de un plan de contingencia. Los esfuerzos de ambas administraciones pueden resultar claves para las empresas españolas.
Es esencial establecer un diálogo constructivo para que, mediante la negociación, se reviertan estas políticas proteccionistas y se restablezca un equilibrio en las relaciones comerciales internacionales.
La política arancelaria de Trump no solo perjudica a los países exportadores, sino que también impacta negativamente en los consumidores estadounidenses, quienes pronto sufrirán precios más altos y una menor variedad de productos a su disposición. Además, estas medidas pueden desencadenar represalias comerciales, aumentando las tensiones internacionales y ralentizando el crecimiento económico global.
La Unión Europea debe responder con firmeza y unidad, defendiendo los principios del libre comercio y buscando soluciones diplomáticas que eviten una escalada en la guerra comercial. Es esencial establecer un diálogo constructivo para que, mediante la negociación, se reviertan estas políticas proteccionistas y se restablezca un equilibrio en las relaciones comerciales internacionales.
El Gobierno de España y los ejecutivos autonómicos deben actuar con rapidez y determinación para proteger a sus sectores más vulnerables, a la vez que la Unión Europea y la comunidad internacional deben abogar por el restablecimiento de un comercio libre y justo que beneficie a todas las naciones.