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El esfuerzo pedagógico

Por Julio Fajardo Sánchez
miércoles 26 de marzo de 2025, 16:21h

Pedro Sánchez ha ido al Congreso a hacer pedagogía, pero el Congreso no es un colegio ni el aula de una universidad, y los que allí se sientan no son alumnos sino los representantes de las distintas sensibilidades del pensamiento de los ciudadanos. La democracia liberal consagra esta condición por encima de cualquier tentación de convertirla en otra cosa. Las consignas, las clases magistrales y las campañas de concienciación, deben limitarse al ámbito interno de las organizaciones políticas.

Sánchez ha ido al Parlamento a hacer pedagogía y con eso ha dado pie para que cada grupo haga la suya, convirtiendo el intento de clase magistral en un debate en toda regla, donde cada cual ha fijado sus posiciones, rebatiendo las del contrario o coincidiendo en algunos aspectos, siguiendo las normas más elementales del ejercicio democrático. Visto lo visto, al final esa comparecencia, disfrazada de placet, de explicación de motivos, de discurso informativo, se ha convertido en lo que todos deseaban que fuera: en la discusión de los asuntos fundamentales que afectan al país, que era lo que se pretendía evitar.

Sumar se ha visto más alejado de su competidor Podemos, intentando navegar en la controversia semántica entre seguridad y rearme, Sánchez se ha balanceado sobre el funicular del cumplimiento del compromiso del presupuesto de defensa aumentando incluso el gasto social, sin especificar en ningún momento cuál es el procedimiento para lograrlo, Feijóo ha hablado de especulación y colaboración imposible, Abascal se ha determinado por la imprecisión de sus compromisos internacionales, al borde de la deslealtad con su condición nacional y europeísta, y Rufián, haciendo encaje de bolillos con lo que le dicta su corazón y su conciencia, ha terminado por ser confuso, fuera de su costumbre.

Cada uno ha repartido pedagogía, a su manera, para dejar claro en donde se encuentran sus diferencias. Parecían los conejos discutiendo si sus perseguidores son galgos o podencos. Mañana la reseña será satisfactoria para todos, depende de donde se publique, pero lo que está claro es que lo que se quería evitar, sustituyendo el debate por una sesión informativa, se ha quedado en nada, evidenciando que las posturas se encuentran más distanciadas de lo que parecían. Esto hará que se continúe afirmando que no se dejará un balón por perdido, que se seguirá sudando la camiseta, (algunos la sudan más que otros) y que, aunque no haya presupuestos, nadie está dispuesto a tirar la toalla. Lo que no se ha dicho es cómo se va a cumplir con lo de aumentar el gasto militar al 2%, como mínimo. Tampoco se ha explicado qué le vamos a decir a la señora von der Layen. Todo esto no tocaba en una clase de pedagogía que se ha quedado en nada.

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