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Trato o voto

Por José Luis Azzollini García
lunes 10 de marzo de 2025, 10:32h

Desde, principalmente, la américa anglosajona, nos llega el famoso “Trick or Treat” que basándose en una traducción, según he leído, algo “sui generis” del “susto o dulce” -significado real de estas palabras-, viene a ser algo así como truco o trato. En aquél país, siguiendo una tradición irlandesa primero y posteriormente como algo propio, los niños disfrazados, recorren sus barrios de residencia y tocan en las puertas de sus vecinos. Cuando les abren las puertas, le hacen la preguntita y normalmente como respuesta reciben golosinas para evitar el “susto”. Como suele ser habitual, esa “tradición”, ha sido exportada a otros países y así nos ha llegado a nuestras islas. Era cuestión de tiempo que, de la mano del idioma inglés y en un sitio, donde disfrazarse es casi religión, llegara esta nueva propuesta. Parece divertido, aunque no me entusiasma; pero, si a los niños le divierte, pues a tirar millas.

Este tema, según he leído en un artículo de Onda Cero, nació en la Edad Media; donde los habitantes más pobres recorrían las calles tocando en las puertas y pidiendo comida a cambio de rezar por sus almas. Parece que también hay una leyenda que habla del espíritu de un personaje maléfico en la Irlanda profunda y antigua, que iba asustando a la gente. Pero para ampliar esta información y no dárselo todo hecho, les invito a leer el artículo que sobre el tema, se publicó en www.ondacero.es A mí me sirve para introducir otro tema.

En nuestra política, se conoce que también ha hecho mella este movimiento y sus protagonistas ya no esperan a las fechas de la celebración de los difuntos. Para no desentonar con lo que demanda la fiesta de “Halloween”, suelen usar el disfraz de espectros; y en lugar de recorrer las calles, se mueven tocando en las puertas de los despachos donde encontrarán a quien hacerle la preguntita: “¿Trato o voto?” la respuesta las solemos leer en los diarios o en las cadenas de radio y/o televisión. Ejemplos hay muchísimos pero vayamos viendo algunos casos que tal vez me permitan mostrar mejor el meollo de la cuestión.

De lo más reciente que se ha podido ver, nos encontramos con la solicitud del Gobierno a un señor fugado de la justicia de este país, pero al que se le hace mucho caso por parte de quien prometió traerlo para ser juzgado. En esta ocasión se le puso sobre la mesa la necesidad de contar con su apoyo para conseguir que se aprobara el contenido de una guagua llena de decretos a la que llamaban “ómnibus”. Se conoce que el señor que vive en Bélgica, también estaba al tanto del juego que los niños llevan a cabo en el país del otro señor de la moña y le devolvió la pregunta con una disyuntiva curiosa: Apoyo al voto vs moción de confianza. En este caso el “truco o trato” lo puso en marcha quien tenía que ser el receptor de la pregunta. Nada extraño por cuanto al prófugo, pues está acostumbrado a adelantarse a las jugadas. ¿Quieres mis siete votos a tu propuesta? – Si quiero. Pues dicho y hecho, le espetó. –Ya puedes estar presentando en el Congreso la solicitud de una moción de confianza. El final ya lo conocemos todos, pues aunque en principio dijo que eso solo le competía decidirlo a él, transigió, pero con la boca chica y sacándose de la manga un borrón y cuenta nueva posterior. Tampoco nos cogía de nuevo, pues si nos ponemos a contar las veces que ha dicho de “esa agua no beberé” y se pimplaba después el barril completo, tendremos datos como para llenar varios libros de cuentas. “¿Truco o trato?” Aún están tratando de averiguar dónde está el truco.

Más reciente aún, tenemos el caso de otra operación de truco o trato, solo que está vez, los interlocutores son la señora vicepresidenta segunda del gobierno y el jefe de la patronal española. ¿Me apoyas en la subida salarial del SMI, o te doy un sustito junto a los dos sindicatos más fuertes? –No creo que usted pueda aprobar este tipo de subidas, sin que medie una negociación en toda regla y un consenso entre las partes, le contestó don Empresario. –¿Que no puedo? Pues Hecho queda. Lo que no contaba la señora vicepresidenta, era que en su propio grupo de gobierno, la otra vicepresidenta, la primera en el orden jerárquico, le saliera respondona y le saltara con su particular “truco o trato” poniéndole sobre la mesa que si quería tener protagonismo laboral, debería contar con que, dicha subida, comportaría el tener que comenzar a pagar el correspondiente IRPF. O lo que es lo mismo: el truco le daría la oportunidad a Hacienda, de tener un ingreso extra en virtud del Truco o trato que la señora de la amplia sonrisa, le había sacado a la parte patronal. La duda que queda en el aire, es saber quién pagó el pato y quién se llevó la golosina. Tratando de tener un trato, se llevó a cabo un truco que dio al traste con lo tratado con los sindicatos que no se dieron cuenta que todo puede que estuviera trucado… o algo así. El sector empresarial tendrá que jugar, ahora, con el mundo laboral y poner en práctica su particular “truco o trato”. Ya veremos en qué queda todo este guirigay.

Podríamos seguir contando casos de nuestra política nacional, pero teniendo a un señor que acaba de llegar a la cacharrería tal que si fuera un mamut, ¿por qué desperdiciar sus mejores momentos de “Truco o trato”? Es verdad que, el señor que comparte nombre con un dibujo de la Walt Disney, juega con ventaja, pues de niño, seguramente trabajó bastante el tema.

Se ha empeñado el presidente americano en dejar a su país sin la mano de obra barata que le ha estado trabajando de estraperlo y se ha dedicado a fletar aviones con personas para deportarlos a sus respectivos países de procedencia. En alguno de esos destinos le ha salido algún garbancito negro que no se ha enterado quien es el que manda y que ha puesto en marcha sus dotes de negociación. ¿Deportados o aranceles? –Deportados, sin duda. Así se le han contestado desde Colombia y desde Venezuela, y para allá que marcharon los avioncitos repletos de, según he leído que ha dicho el señor, gente de mal vivir.

Ahora, al señor “empresario-político-emperador-y-asalta-parlamentos”, no se le ha ocurrido otra cosa mejor que exportar su dominio del truco o trato, a la mismísima Ucrania. Es muy posible que esté entrenándose para después llevar su sistema de “Halloween” a la China imperial. Pero primero habrá que ver cómo queda la cosa en el mar negro. Allí el “truco o trato” se torna algo difícil de llevar a cabo con un éxito rápido, sobre todo, porque la oferta que viene desde la América dominante, parece que viene algo envenenadita: ¿Él se queda con lo conseguido, tú mirando para el cielo y yo con la arenita rarita que tienes, versus le mando la misma ayuda militar, que nos reclamas vía OTAN, a los pobres rusos que necesitan mimitos y yo su petróleo? El ex-cómico bajito, no parece que tienda a reírle las gracias a ese fantasma que viene desde tan lejos, así que su respuesta no ofrece dudas: –Yo me quedo con Europa y usted se va a freír chuchangos. –Vamos a ver, hombrecito, en este “truco o trato” solo estamos tú y yo. Europa, hace tiempo que ni se cuenta con ella, ni se espera contar en lo sucesivo; pues, ellos, no han aceptado el cambiar apoyo por comprar-me más armamento ¡que me los quitan de las manos! –“Oken” entonces, pero nosotros seguiremos llamándonos ucranianos. –Ok, pero vestidos de mineros para trabajar en la gran industria de la nueva Ucrania, ¿Eh? ¿Trato?... No, truco

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