He podido leer en www.eldía.es una propuesta que, el primer Teniente Alcalde de la capital de Tenerife, se propone asumir a modo de “reto” para plantar en la ciudad el mayor árbol de navidad de España, para las navidades de este año. Teniendo en cuenta que estamos a enero, este excelente político hace su previsión para dentro de once meses -día arriba, semana abajo-; y, a mí, ¿qué quieren que les diga? eso me parece una gozada. ¿De cuándo a dónde hemos tenido ocasión de que un político nos presente tamaño periodo preventivo? ¿Se nos habrá colado un estratega en la política? ¿Será Superman? Tras haber leído la noticia, me ha parecido oportuno buscar para conocer un poco mejor al personaje. Tengo que decir, independientemente de lo que cuente a renglón seguido, que tuve la oportunidad de estrechar la mano a este señor en Taganana y cruzar un par de frases con él. Me pareció una persona amable, sensata y con los pies en la tierra. Tal vez eso haya sido lo que me ha empujado a no dejar de indagar algo mejor; pues su idea me pareció un tanto a aquello de: “¿Qué no soy capaz de hacerlo? ¡Aguántame el cubata!” y no iba con el perfil que conocí.
Para empezar, digamos que siendo bastante joven -lo veo desde la óptica de mis sesenta y seis años-, ha alcanzado la primera Tenencia de la Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife; en virtud, eso sí, del pacto de gobierno firmado entre coalición canaria y su partido, el Popular. Sus responsabilidades son, además de las propias de representación, dado su cargo, otras que tienen mucho más que ver con el día a día de la ciudadanía, pues todo lo que se hable de la Planificación Estratégica, la Sostenibilidad Ambiental y los Servicios Públicos del municipio, han de ser conocidos por él y su equipo, ya que es la parte de gestión que le atañe de forma directa. Gran responsabilidad y presupuesto.
Recordemos que, dentro de esos servicios, está el tema de residuos y creo recordar que hablo de la misma persona que dijo que se sentaría en una silla junto a los contenedores de basura para conseguir que, la gente menos civilizada, se abstuviera de depositar las bolsas por fuera de los mismos. Yo vi la foto de una silla y la foto de algunos contenedores con bolsas fuera, pero la de él sentado a la caza y captura de los incumplidores, que me perdone si me equivoco, pero no recuerdo haberla visto. Sin embargo si he leído la cantidad de artículos y bromas que le salieron al paso por aquel otro “reto” en el que se metió. Es posible también, que no se tratara de un reto propiamente dicho, sino de una forma de decirle a la ciudadanía, a la que se debe, que se tenía que aplicar en todo lo que tenía que ver con los residuos y la limpieza de los barrios. Tal vez lo quiso hacer con un pizco de imaginación y le salió en “modo sheriff”. ¡Cosas de una ciudad carnavalera! En su favor hay que decir que en la toma de posesión asumió la responsabilidad de eliminar los residuos de la costa de su competencia. Eso también es un gran desafío al que habrá que hacerle seguimiento, pues dentro de las responsabilidades de los contribuyentes está el velar por el que los políticos cumplan con lo que dicen. De no ser así ¿Qué tipo de control se estaría aplicando sobre quienes gestionan lo público?
El señor Tarife, parece ser que es un hombre serio y tan serio es, que cuando habla de las cosas que le competen, le salen retos bastante atrevidos. Ahora, el hombre se ha puesto a competir con el mismísimo alcalde de la ciudad de Vigo y se ha imaginado al señor Abel Caballero, viniendo a inaugurar su gran apuesta para este mismo año 2025. Así ha dejado en el aire una intención que al otro le habrá llegado como un mensaje retador: “Señor alcalde este ano, vou planta un máis grande que o seu”. En Vigo ya están temblando y puede ser que hasta en los mismísimos EEUU de América, se puedan estar planteando el cambiarle el nombre a Centro Rockefeller -otro arbolito famoso- , por el de “Charca Tarife” Así están las cosas, pues parece que su “bravata” la ha dicho sin pestañear ni mostrar un fisquito de sonrisa en la comisura de sus labios.
Veamos, Su concejalía hemos dicho que está responsabilizada de los servicios públicos de la ciudad. Es decir, la limpieza, adecentado de las calles, gestión de residuos, cuidado de parques y jardines, Cementerios y algunas cosas más que tienen que ver con la planificación estratégica -esta última responsabilidad podría decirse que está algo difusa, pero son cosas de políticos y de tal manera hay que aceptarlo-, Pero tocando algunas de las cosas que sí que ve el ciudadano de a pie, se podrá llegar a afirmar que, tal vez, su reto se le haya ido de las manos. Salvo que, claro está, él haga uso de unos súper-poderes que nadie más que él conoce y sepa perfectamente que antes de las navidades, todo el resto de sus responsabilidades estarán perfectamente al día.
Es decir, si yo voy caminando por la calle de El Saludo -por un poner- y al andar sobre la acera frente al tanatorio, las baldosas me envían un mensaje alto y claro de que algunas -más de las deseadas- se mueven más que un garbanzo en boca de camello, desde el despacho de la concejalía del señor Tarife me contestarían con un: -no se preocupe porque eso, antes de navidad, estará solucionado. También me podrían contestar que nadie ha reclamado la reparación de esa incidencia. Esta respuesta es muy típica, pero no creo salga de su boca ni de la del equipo de alguien que es capaz de prever un gasto de cien mil euros en una estructura metálica -por la noches parecerá un árbol- llena de bombillas a once meses vista. No lo creo.
El Cementerio de Santa Lastenia, hay que decir que está muy bien. Limpio y bien organizado; al menos, para quienes solo lo visitamos de vez en cuando, no está mal mantenido. ¿Habrá espacio para todos? Seguro que sí. ¿Se prevén grandes inversiones en su ampliación? No parecen necesarias, pues de ser así, casi seguro que ya habría un “reto”.
En este momento, aunque algún animalito haya padecido un cañonazo al pisar una arqueta de la compañía de la luz, -fruto de las coincidencias de un caso muy aislado-, seguro que ya se han tomado las medidas oportunas para que sean revisadas la totalidad de ese mobiliario urbano por parte de quien corresponda. No será, de momento, necesario invertir en nuevos retos que puedan alterar a la parte responsable, de la responsabilidad de la primera parte.
Tenemos una charca, que de momento, son bastantes las veces que amanece sequita como el esparto. Tenemos unas navidades a la vuelta de la esquina -el tiempo pasa volando y el del primer Teniente-Alcalde, va en reactor- tenemos al pueblo de Santa Cruz muy preocupado por el que su ciudad no salga desde lo de Celia Cruz en un lugar destacado del libro de los Guinness. ¿Qué se podría hacer? Ahí es donde se nos vino arriba el buen señor y sin consultar a mucha gente, dijo: -¡Planto un pino! -¡Señor Concejal, por Dios! -No hombre pongo en marcha un reto personal que nos costará solamente cien mil euritos de nada. Y tendremos una cola de gente viniendo a Santa Cruz como en carnavales. Y… ¿Por qué no retar a toda la Corporación para conseguir que se pague con el sueldo de los y las miembros de Gobierno de la ciudad? ¡Estaría bien! Creo que si partiera de esa premisa, seguramente cataría mejor, la imperiosa necesidad de asumir ese reto con el dinero del erario. ¿No habrá cosas más apremiantes?