Hace un día de invierno. Es normal porque estamos en invierno. Esta mañana fui a La Orotava. Estaba cubierto y hacía frío. Los turistas iban con pantalón corto y con sandalias. Estaban paseando por la Hijuela mirando las plantas. Aún no es el tiempo de las flores. El verde de los helechos estaba algo apagado. La Orotava es una villa que me gusta. A sus habitantes los llaman villeros y se sienten satisfechos. Tiene tiendas pequeñas con cosas distintas a las que se venden en Santa Cruz y en La Laguna. La Orotava está a media altura, sobre el Puerto de la Cruz y bajo el monte de Aguamansa.
Recuerdo a Pedro Eustaquio que alternaba el bisturí con el requinto. Era otorrino y no tenía que ver con la trompa de su nombre. Era una casualidad. Hace años iba todas las semanas y hablaba con Isaac Valencia, un hombre práctico que había entendido a su pueblo. Hicimos el centro La Villa y Robert de Balkany vino a la inauguración. A partir de ese momento el municipio pegó un estirón y los ecologistas entraron en acción. Decididamente nunca llueve a gusto de todos. Iba con Juan Echandi. Lo recuerdo como un buen amigo. Siempre nos acordamos de los buenos amigos.
Hoy es martes y Egon está cerrado. El restaurante del Victoria abre por la tarde. Así que nos tomamos un café en la calle de la Carrera y tambor y pa casa. Salgo poco. Cuando tenía doce o trece años vine con Pinito Floresjats y mi tía Margarita Pastrana a comernos unos pasteles con chocolate. Entonces solo había dulces. Ahora está también el restaurante con ensaladilla, salchichas de Frankfurt, lengua estofada y otras cosas ricas. Venimos con frecuencia pero hoy tuvimos mala suerte. La vida se nos va en estas cosas. Antes de salir estuve escribiendo, dándole un empujón a una extraña novela policíaca que no me está saliendo mal. Es la primera vez que ataco ese género y quiero hacerlo de una forma diferente. Es complicado. La escritura, sea como sea, solo pretende no perder el interés de los que van a leer. Es como un encantamiento. Esta mañana me han venido a buscar y he aprovechado para oxigenare un poquito. Estaba nublado y hacía frío, pero a mi me gusta el tiempo así.