Discursos y balances

No me veo yo sacando pecho por el balance del año. Estoy seguro de que no me iban a hacer caso y todos pensarían: de qué presume este tío. Así que prefiero quedarme calladito dentro del pelotón de los anónimos. Hay quien dice que a estas edades se está en plenitud de conocimientos y la inteligencia tiene más capacidad de desarrollarse. No lo sé, puede ser, pero en lo físico se nota que empieza la cuenta atrás.

Ni por una cosa ni por la otra voy a hacer balance porque me lo impiden el pudor y el comedimiento. Ignoro lo que ocurre a otras edades, pero no creo que sacar pecho conduzca a nada positivo, a nada que no sea enardecer a los de casa que, por otra parte, siempre pensarán que es la abuela la encargada de tales menesteres. Vivimos en un mundo de propaganda y de marketing donde hasta la enumeración de los contratiempos sirven de laudatorio porque, a pesar de todo, seguimos aquí. Se habla de lo superado porque eso supone sobrepasar un hándicap, pero aquello que nos sigue amenazando mejor no nombrarlo para que no nos chafe el balance. Lo que está por venir será saldado con creces, de la misma manera que los informes triunfalistas hacen añicos a todas las precisiones negativas.

En el balance se saca pecho metiendo la barriga hacia dentro, como un ligón de playa al que se le cae la fachada una vez que pasa de largo. Esta noche saldrá el rey con su discurso y será distinto. No hablará de las glorias a las que hemos llegado sino de lo que tenemos que hacer para seguir adelante. Hablará, como casi siempre, de la necesidad de acuerdos y consensos para resolver los problemas que la fanfarria ostentosa de los balances no nos deja ver. Hablará de una forma diferente, y los españoles lo entenderán porque saben que les dice la verdad.

El rey no necesita sacar pecho. No ignora que quienes aplauden y sostienen al que lo hace continuamente no lo quieren, que son los que queman sus fotos y ahorcan monigotes con su figura boca abajo. Por eso esta noche veremos una España distinta de la que vimos ayer. No sé si es más real, pero será de otra manera.