Me permito volver a tocar ese tema porque parece que se sigue insistiendo en la falta de preparación del personal que nos encontramos en hoteles, bares, restaurantes y demás empresas que entroncan con el sector del turismo. Formación que, espero que me permitan la licencia, debería ser extendida a la sociedad entera; pues hemos de considerarnos parte integrante de esa gran industria que produce beneficios que, bien administrados, retornarán a la ciudadanía, en forma de mejoras en los servicios públicos y en la atención social.
La preparación del personal que atiende en los establecimientos que menciono, siempre ha de ser un objetivo a cumplir, y nunca, una moneda de cambio entre el mundo empresarial y el sindical. Y además digo que, jamás de los jamases, debería ser usado por la parte política para justificar la bienvenida a gente foránea, teniendo un porcentaje de “paro” como el que se tiene, en su propio territorio. Solo se entendería que hable de formación a los responsables de la hostelería, para ponerse al tajo y conseguir que la totalidad del personal que desee trabajar en el sector servicios, tenga la formación adecuada para desempeñar su trabajo de forma digna y profesional. Esto ayudaría, y mucho, a esa calidad de la que tanto se habla. Un sello que en las islas ya se tiene, pero que necesita ser reforzada para que, quien viene, repita y siga recomendándonos entres sus familias y compatriotas.
El estado, tiene puesto en marcha, diferentes medios de formación para todo el personal que debería atender en todos y cada uno de los establecimientos. Yo he conocido varios y muy buenos; como lo puede ser la propia Formación Profesional en todas las ramas que se puedan demandar. De sus aulas, sale mucho personal suficientemente preparado como para dejar el pabellón bien alto. También está la formación de otro nivel, pero igualmente de una calidad suficiente como para que, quien la reciba, defienda su puesto de trabajo con la dignidad necesaria y con la capacidad para que su empresario, no requiera seguir buscando. Existe además, las empresas serias que, en sus respectivos entornos, ofrecen a sus trabajadores una formación continuada algo más enfocada en los puntos que, el mismo entorno empresarial, capta que necesita mejorar su formación. En el SEPE, existe igualmente, una formación específica que va dirigida a quienes por la razón que sea, no pudieron terminar ningún tipo de estudios y carecen de aspectos formativos suficientes como para animarse a seguir formándose y/u obtener certificados de formación específica que habilita, a quien lo posee, el trabajar con los conocimientos que requiere cada puesto de trabajo al que se presente. Las académicas privadas, ofrecen otro foco formativo que habilita, a quien asiste a sus cursos, para el correcto desempeño de su trabajo. Dentro de ellas, las de idiomas, que dan un soporte hoy en día, absolutamente necesario.
En resumen, hay una capacidad formativa bastante interesante en nuestro País. En Canarias, desde luego la hay. Entonces, ¿por qué razón, hay que pedir tres veces el sobrecito de azúcar? ¿Por qué si uno pide un café cortito, tiene que hacerlo como si estuviera exponiendo la teoría conductista de la electricidad universal? ¿Por qué razón se tiene que permitir que una persona a la que se le da trabajo en un sector tan importante como el Turismo, se permita enfrentarse a un cliente inglés, por el simple hecho de que se le reclame hablar en el idioma anglosajón? ¿Cómo es posible que exista personal de bares, restaurantes, recepción, limpieza, mantenimiento, etcétera, en el paro, mientras vemos los establecimientos llenos de personal que vienen en busca de un puesto de trabajo desde otros países portando títulos formativos en cualquier cosa, menos a lo que dedicarán sus próximos meses? En esta última pregunta puede estar una de las grandes realidades. La formación parece que no esté usándose para tener personal bien preparado; sino como disculpa para hacerle contrato a quien sin tener preparación profesional -en muchos casos, ni siquiera elemental- se presente al puesto con un reflejo en su cara de necesitar imperiosamente el puesto.
Un camarero, es un profesional, de la misma forma que lo será un recepcionista, un profesor de autoescuela, un director de hotel, un médico y hasta un sacerdote. Todos esos grupos y los que no se mencionan, han sido formados para ejercer en el entorno al que han dirigido su objetivo laboral. Y la formación es el camino, no solo para conseguir alcanzarlo, sino para mantenerlo en activo. La formación, siempre lo he defendido, debería ser continua. No ha de parar nunca; pues siempre, tendremos alguna técnica que aprender o algo que mejorar “el cómo” lo hacemos.
Sería del todo interesante, aprovechar entidades tales como la Cámara de Comercio, ASHOTEL, AERO, organizaciones sindicales y sus correspondientes en todas las islas, para que, junto al SEPE, crear una serie de grupo de formadores que mediante una programación estudiada en base a las necesidades formativas de cada zona, o de cada grupo de establecimientos, llevaran a cabo una “formación itinerante”. ¿Difícil de llevar a cabo? Si nos asustamos por las cosas difíciles, jamás llegaremos a identificar las fáciles. Ya se sabe que poner en sintonía a todas las organizaciones públicas y privadas que deberían actuar en esta idea, no es cosa baladí. Naturalmente la cuestión tiene mucha pulpa para exprimir, pero nada es imposible. Entre otras cosas porque la necesidad existe. El mundo empresarial, se queja constantemente de que falta personal preparado para atender en sus establecimientos. Los sindicatos, tres cuartos de lo mismo. El personal laboral está cansado de repetir que en muchas de sus empresas se está contratando a personas que tienen peor formación que los locales. La clientela ya no sabe cómo expresar su malestar al recibir una atención inferior a lo que cree merecer. La parte política, usa hasta niveles casi de la ignorancia el mantra de que falta formación. Y, así se podría seguir hasta llegar a la extenuación. Entonces, ¿A qué se espera para poner remedio?
Yo, desde mi jubilación, aporto esta idea, pero seguro que si hacen una reunión dirigida, desde donde proceda, a buscar soluciones con todos los agentes implicados, consiguen un proyecto que lleve a estas islas a contar con un sistema formativo profesional que le dé un nivel de calidad asistencial, al Turismo, como se merece.
Solo una acotación para argumentar el que algo no estamos haciendo bien al cien por cien en nuestro territorio. La escuela de hostelería de más prestigio del mundo -al menos la más reconocida- es la EHL (Escuela de Hostelería de Laussane). Está en Suiza, y alcanza un nivel de empleo del 96% de sus estudiantes. Pues bien, Suiza ocupa el puesto treinta y cinco de visitas turísticas, y España juega entre los tres primeros, junto a Francia y México; sin embargo, es en Suiza dónde está esa escuela de prestigio. ¿Tiene sentido?