La declaración del empresario Víctor de Aldama ante el juez de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, confesando haber cometido delitos relacionados con la corrupción política, implican a varios ministros del Gobierno de Pedro Sánchez y a relevantes dirigentes socialistas. Su testimonio ante el juez, en calidad de investigado, ha supuesto terremoto político y judicial que ha sacudido al Ejecutivo de coalición de PSOE y Sumar.
De Aldama no es un personaje menor y aparece en todos los episodios sospechosos de corrupción que afectan al PSOE, desde el caso Koldo y la compra de mascarillas, hasta el nunca aclarado caso de Delcy Rodríguez al aeropuerto de Madrid-Barajas, pasando por la trama de hidrocarburos por la que hasta el jueves estaba en prisión preventiva, el rescate de Air Europa y el caso de Begoña Gómez.
La supuesta implicación de ministros y dirigentes socialistas, aún por investigar, supone un duro varapalo a la imagen pública del PSOE y del Gobierno de Pedro Sánchez.
Su confesión, al "tirar de la manta", desvela un entramado de corrupción que, de confirmarse, alcanzaría a las más altas esferas del poder. La supuesta implicación de ministros y dirigentes socialistas, aún por investigar, supone un duro varapalo a la imagen pública del PSOE y del Gobierno de Pedro Sánchez.
De ahí que casi todos los ministros socialistas hayan salido en tromba a descalificar a Aldama y a restarle toda credibilidad. Sin embargo, la credibilidad del Ejecutivo no es su mayor valor. El propio Sánchez tildó a Aldama de “presunto delincuente” y la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, le llamó “delincuente confeso”; sin caer en la cuenta que exactamente igual de presunta delincuente es Begoña Gómez y que ser delincuente confeso, a ojos de la Justicia, no es un demérito, sino algo muy positivo y que refuerza su declaración.
Desde el PSOE se carga contra el hombre entraba en el ministerio de Transportes en los tiempos de José Luis Ábalos y Koldo García y se anuncian querellas conjuntas por parte de los señalados por Aldama, negando la menor veracidad de sus imputaciones, aunque él asegura que si Sánchez quiere pruebas, tendrá pruebas.
Estamos ante un grave asunto judicial que tendrá consecuencias en el Gobierno y con notable recorrido en los tribunales, por más que desde el PSOE se asegure lo contrario.
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