Dice la canción de Los Chunguitos que un hombre sin ideas es un hombre perdido. Sin embargo, si le dan a elegir se queda con el amor. Rosalía hizo una hermosísima interpretación en la entrega de los Goyas, acompañada por un coro. Me he enamorado y te quiero y te quiero, y las ideas pasan a un segundo término. Yo no lo entiendo muy bien. Es como una prueba de lealtad: “Si me dan a elegir entre tú y mis ideas, ay amor, me quedo contigo”.
¿Por qué no se puede compaginar el amor a una persona con la coincidencia en la ideología? Debe ser porque el compromiso lleva implícita una labor de captación, de posesión del pensamiento del otro, que dificulta la libertad y el respeto. Entonces el amor estaría sometido al azar de encontrarse las almas gemelas y esto es muy complicado. He visto parejas que funcionan manteniendo diferentes puntos de vista sobre las cosas que les rodean. Lo han resuelto fabricando espacios diferentes. Han comprado dos televisores y, después de Pasapalabra, se van cada uno a su habitación para ver el telediario de Vicente Vallés, que a una le encanta y el otro aborrece. Después hacen lo mismo con Broncano y con Pablo Motos, antes de irse a la cama y adoptar la postura del cucharón.
Es una manera de resolver lo planteado por Rosalía: al final me quedo contigo, pero sin necesidad de que me des a elegir nada. Esta contemporización podría ser factible para el entendimiento de las parejas si no fuera por la polarización, porque la polarización pretende hacerlo con todos los actos de nuestra existencia convirtiéndola en un autentico coñazo.
Yo tengo los años suficientes para que estas cosas no me afecten. Me meto unas dosis de información en vena cada mañana. Los leo a todos y detecto su sectarismo estúpido, y de noche hago zapping entre 13 Tv y 24 horas para ver cuál de las dos me coloniza más. No me entero de nada sino de que vivo en un país que está en desacuerdo permanente. Es una buena manera de poder tener un juicio desinteresado. No me siento un hombre perdido por no tomar partido por una de las dos facción. Al contrario, me siento libre para pensar como quiera, así que nunca me haré la pregunta de Los Chunguitos: ”si me dan a elegir entre tú y mis ideas”.
Ya sé que muchos dirán: “pobre hombre, no sabe lo que se pierde”. Ya me lo dijo una vez un amigo homosexual: “no sabes lo que te pierdes”, pero, respetando las opciones de cada uno, cada cual nace con una tendencia y no vamos a estar poniéndola a prueba continuamente. La prensa coincide en que el tema de Venezuela se está manoseando. Lo que habría que preguntarse es si a la población le preocupa o no hablar de eso. Todo consiste en plantear que la oposición es insolidaria e irresponsable cuando no coincide con el Gobierno. Debemos acostumbrarnos a que esto es lo normal y que lo otro solo es una excepción. Escribe en El País Berna González Harbour un artículo donde se queja de estas cosas, pero no se corta un pelo al decir que Maduro es un dictador, en sintonía con Margarita Robles Y Borrell. ¿Dónde está la discrepancia? ¿Quién representa con sus declaraciones mejor el sentir popular? Sin embargo, quien calla pasa por ser la víctima de un contubernio para hacerlo caer. Viendo esto llego a la conclusión de que Los Chunguitos no tienen razón, que sin ideas no soy un hombre perdido, y que si me dan a elegir me quedo contigo sin ningún género de dudas.