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El atentado contra Hezbolá

Por Julio Fajardo Sánchez
miércoles 18 de septiembre de 2024, 22:06h

El atentado contra miembros de Hezbolá haciendo reventar los buscas que llevaban en sus bolsillos es un acto de terrorismo sofisticado que puede inquietar a miles de millones de personas. ¿Se imaginan que una operación de hackeo puede hacer lo mismo con los móviles que cargamos habitualmente? Esto es peor que lo de las torres gemelas o que la teoría de la conspiración sobre la manipulación del virus de la Covid19. No estamos seguros, ni en el mundo de las democracias ni en el de las dictaduras mientras estas cosas sean posibles y exista gente que se admire con estas capacidades tecnológicas.

Ahora estoy escribiendo frente al ordenador y no pienso en que su batería puede hacer que todo salte por el aire, incluyéndome a mí, pero leyendo la noticia no me queda más remedio que inquietarme por mi potencial inseguridad. El planeta está lleno de trampas aunque la realidad es que está lleno de tramposos. ¿Es este el coste del estado del bienestar? Luego los hospitales se llenan con los miles de heridos y la sociedad compensa sus disparates con un servicio de solidaridad para salvarnos. Los hombres salimos de la vida inhóspita de las selvas hace decenas de miles de años, pero la civilización nos introdujo en un ambiente más peligroso que el que abandonamos. Un espacio lleno de hombres dispuestos a eliminar a otros hombres. Ese es el legado bíblico, después de ser expulsados del Paraíso y de que Caín matara a su hermano Abel en la tierra de Nod, al este del Edén.

Hay que tensionar, hay que dividir, dijo un imbécil con la intención de sacar partido de esa situación. En esas estamos, en tensionarnos y en dividirnos. Esa es la nueva teoría de la incitación y la respuesta. Ya la incitación no la ponen los agentes naturales sino que la fabricamos de la forma adecuada para obtener la respuesta que convenga. Esto, que era el origen de las civilizaciones y los imperios, ha pasado ha ser la forma traumática por la que tiene que pasar el desarrollo para establecerse. Todo está bien dependiendo del servicio que se le preste a la causa. Lo que ocurre es que a veces se nos va la mano y ponemos en marcha mecanismos que aterrorizan a toda la humanidad.

Esto de Israel matando a sus enemigos con lo que llevan confiadamente en sus bolsillos es terrible. Un busca es un aparato útil. Lo llevan los médicos para ser llamados a las situaciones urgentes, pero también lo usan los terroristas de Hezbolá para ser convocados a sus luchas y a sus consignas clandestinas. Lo malo es que ese uso es aprovechado por alguien más listo y con menos escrúpulos para quitárselos de encima. Estamos hablando de países democráticos, imagínense lo que pasa en los que no lo son. Esto significa que la democracia no nos salva de todos los peligros, que incluso crea la posibilidad de que existan terroristas y hasta de que lleguen a participar en la acción de gobierno sin haberse redimido del todo. Hay terrorismos de todos los colores. Lo que no se puede hacer es condenar solo a uno en función de las simpatías ideológicas, como no se puede valorar a los dictadores por el mismo motivo.

Lo de Israel con Hezbolá me resulta un acto de terrorismo mayúsculo y sin precedentes, igual que tantas cosas que admitimos y que están sentando las bases de nuestra destrucción. Mientras tanto sigamos tensionando que algún provecho sacaremos de eso.

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