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Pésimas noticias desde Israel

martes 10 de octubre de 2023, 06:00h

Estoy absolutamente horrorizado por lo que está sucediendo desde el sábado en Israel y por las imágenes espeluznantes que nos llegan desde allí. El ataque terrorista de Hamás y otros grupos palestinos a las zonas israelitas cercanas a la franja de Gaza y las matanzas, torturas y secuestros indiscriminados no pueden calificarse sino de terrorismo de la peor especie, puesto que afecta a militares pero también a víctimas civiles, inocentes en todo caso de cualquier agravio que puedan esgrimir los asaltantes palestinos.

Llama la atención, por supuesto, la ignorancia absoluta de los servicios de inteligencia israelíes de una operación de tal calibre, que según confesión de un terrorista hecho prisionero por el ejército israelí, llevaba un año preparándose. También llama la atención el enorme arsenal acumulado por Hamás, teniendo en cuenta que la franja de Gaza está sometida a un bloqueo y control absolutos por tierra, mar y aire. Tal parece que Israel puede impedir la entrada en Gaza de prácticamente todo, incluyendo la ayuda humanitaria, incluso bombardea a los barcos de pescadores si se alejan a una mínima distancia de la costa, pero no ha sido capaz de evitar la acumulación de miles de misiles, armas de asalto y munición suficientes para iniciar una guerra.

Las potencias occidentales han condenado sin paliativos los hechos, calificándolos, como es lógico, de terrorismo. Todos lo han hecho y también Úrsula von der Leiyen en nombre de la UE. Todos estamos de acuerdo, pero en nuestros países, cuando una actividad se califica de terrorismo se transfiere con demasiada facilidad a un problema de seguridad, policial y judicial y tendemos a no avanzar más en los aspectos causales del fenómeno, que dejamos para tarea de estudiosos académicos historiadores, sociólogos, politólogos y otros.

No podemos contentarnos con una condena sin paliativos, que es obvia, sino que deberíamos reflexionar sobre las raíces y evolución de una situación que viene de muchos años atrás. Más allá de la primera reacción emocional ante el horror consumado, hay que poner racionalidad y juicio. La propia von der Leiyen ha afirmado que Israel tiene derecho a existir y a defenderse, sin añadir nada más. También la UE ha decidido cortar toda ayuda de cualquier tipo al pueblo palestino. Israel tiene, por supuesto, derecho a existir, pero no tiene derecho a ocupar y colonizar ilegalmente territorios que no son suyos, cosa que viene haciendo desde hace décadas y que ha acelerado en los últimos años.

Israel tiene, por supuesto, derecho a defenderse, pero no a bombardear indiscriminadamente, provocando, ella también, víctimas civiles inocentes. Si un país es una democracia representativa que respeta la legalidad internacional y los derechos humanos, no puede responder a un ataque terrorista con otro ataque terrorista. Por mucho que el ejército y el gobierno israelíes aduzcan que bombardean objetivos de Hamás o de la Yihad Islámica, no ignoran, seguro que no ignoran, que sus bombas y misiles están destruyendo edificios puramente residenciales, escuelas, mezquitas e incluso hospitales y causando muertos y heridos de civiles no combatientes.

En unas declaraciones de urgencia, el ministro de defensa del gobierno de Tel Aviv, Yoav Gallant, ha anunciado el corte total de suministro de agua, alimentos, electricidad y combustible a la franja de Gaza. Israel, como fuerza de ocupación, es responsable de las condiciones de vida de los territorios de Cisjordania y Gaza y del bienestar de sus habitantes. Cortar todos los suministros básicos a dos millones de personas es un acto inicuo, impropio de una supuesta democracia liberal, incluso podría considerarse un acto de terrorismo de estado. Si un país es una auténtica democracia, no puede comportarse como los terroristas que la atacan. Para rematar sus palabras, el ministro ha dicho: “estamos luchando contra animales y obramos en consecuencia”, palabras gravísimas, puesto que reducen a los terroristas palestinos a la condición de animales, los deshumanizan y, por tanto, pueden cometer contra ellos cualquier tropelía contraria a las convenciones internacionales. Y no solo eso, puesto que ha cortado todos los suministros a todos los habitantes de la franja, podemos inferir que el muy demócrata señor ministro considera animales a los dos millones de palestinos de Gaza. No sé si ello quiere decir que los considera a todos eliminables, al fin y al cabo para él son animales. Debería recordar que una de las excusas morales de los nazis alemanes para exterminar a los judíos era deshumanizarlos, convertirlos en Untermenschen (subhumanos) y, por tanto, carentes de los derechos de las personas.

El odio irrefrenable con el que los terroristas mataban, torturaban y secuestraban civiles inocentes, y también militares, se ve reflejado como en un espejo en el odio que muchos sionistas radicales sienten hacia los palestinos. Israel hace mucho tiempo que ha imposibilitado la solución “paz por territorios” y su secuela “dos estados en paz”. La política de hechos consumados de la colonización ilegal de Cisjordania, cada vez con más asentamientos más grandes, hace inviable un estado palestino con un territorio lleno de agujeros controlados por Israel, muchos hablan de un queso de Gruyère, pero éste no tiene agujeros, el que los tiene es el Emmental. Parece bastante claro que el objetivo final de Israel, al menos el de los sionistas radicales que gobiernan hace años, es el de apoderarse de la totalidad del territorio palestino. El problema es el pueblo palestino. No sé qué planes exactos tiene la ultraderecha israelí para ellos, pero las declaraciones de algunos de sus representantes no auguran nada bueno.

La señora von der Leiyen y los dirigentes de la UE deberían reconsiderar su decisión de cortar toda ayuda a los palestinos, la parte más débil de todo este conflicto, no deberían pagar por las acciones de los terroristas más de lo que se lo hará pagar la brutal respuesta israelí. También podrían empezar a considerar la posibilidad de, cuando declaren el derecho de Israel a existir, que lo tiene, añadir, también Palestina tiene derecho a existir.

Estamos en una espiral de odio genera odio, que genera odio, que genera odio, que genera odio, que genera odio.............................ad infinitum.

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