Sánchez la hiperpolarización política con la que ha gobernado estos años. Obviemos (pero sin minusvalorar), sus peculiaridades psicológicas ya ampliamente descritas y que serían fácilmente etiquetadas por cualquier estudiante de psicología en su asignatura de psicodiagnóstico de la personalidad, su adicción al poder, sus megalomanías, su insensatez e imprudencia, su compulsión al engaño y la mentira, su escasa empatía y su egolatría y centrémonos en los hechos y en las decisiones que ha tomado durante estos años que ha ejercido el poder. Es ahí donde hay que focalizar la atención. Es decir, estas elecciones, nos convocan a consumir realidad. Es decir, que el principio del placer no predomine sobre la perspectiva de la realidad.
Ahí están atrapados muchos socialistas, que solo desde la coherencia interna, la responsabilidad moral y la congruencia con los valores socialistas hoy mutados al páramo sanchista, tiene que optar por vetarlo, desde la abstención sin tener que votar a Feijoo. Si Rubalcaba y los 35 políticos asesinados por ETA, levantaran la cabeza se les helaría el alma y se les partiría el corazón ante la triste realidad de ver como Sánchez ha utilizado a Bildu como muleta institucional. Todo para mantenerse en el poder. Ya lo dijo en una de sus entrevistas, el seudolider “el fin justifica los medios en algunos contextos u ocasiones”. Los ciudadanos socialistas tienen que ver lo que hay no lo que quieren ver. El otro día en una reunión de amigos, a los que profeso desde hace mucho tiempo, aprecio y admiración, se inició una conversación muy deliberadora, sobre a quién vota el domingo. Algunos de ellos son socialistas íntegros, que no han votado a Armengol pero que se planteaban si debían seguir penalizando a Sanchez . En el fragor dialectico yo argumentaba en que le vetaran para botarle, sin que tuvieran que tener una crisis de conciencia por votar al PP.
Pensar es costoso y deliberar más, sobre todo si son amigos que no comparten tus ideas y visión de la realidad política y además te quitan la razón con argumentos más o menos razonables. Estas experiencias son muy enriquecedoras porque te enseñan mucho sobre cómo funciona uno mismo. Me di cuenta de cómo cuesta la escucha del otro y en un chispazo de introspección vi que me hacían de espejo de mis sesgos ideológicos y contradicciones. Me di cuenta de que a todos nos interesaba el futuro así como su impredecibilidad. Me di cuenta como, llevados por nuestros sesgos relativizamos las conductas de nuestro político candidato e hipertrofiamos de manera hiperbólica los errores del otro candidato.
El subjetivismo preñado de lo emocional/afectivo distorsiona mucho cómo interpretamos la realidad. En un momento del debate yo les hice dos preguntas. ¿Os cae bien Sánchez? La contestación fue unánime: NO. ¿Le alquilarías un piso o le compraríais un coche de segunda mano ?: NO, no confiamos en él. Algunos saltaron ¿y a Feijoo? Bien, aproveche el momento y conteste, dale la oportunidad, aunque exista incertidumbre y todos sepamos cómo cambian a los políticos el dopaje del poder.
De Sánchez sabemos cómo se comporta, cómo ejerce el poder y las leyes que ha parido, (solo la ley del si es sí y el ataque a la propiedad privada deberían de bastar para botarlo). Sobran pruebas para sentenciarlo y amortizarlo. De Feijoo no tenemos motivos para confiar pero tampoco para desconfiar. No parece que en Andalucía y Castilla y León donde el PP gobierna apoyado por Vox, se hayan hecho aquelarres y se hayan quemado brujas, por ahora. Al final todos estuvimos de acuerdo, España precisa un cambio y una alternancia en el poder y todos concluimos que era necesario un pacto de estado solo que con Sánchez eso, hoy por hoy es una quimera y una fantasía. Por cierto sublime el onirismo autista del leve Zapatero.
El domingo podemos optar por un futuro más seguro y con menor riesgo de conflictos cívicos (los partidos independentistas ya hablan de autodeterminación) donde el liderazgo no lo puede seguir detentando un seudolider mentiroso e impostor, que no da la talla y embarra la imagen de este gran país con una historia inigualable.
No nos merecemos que añadan estrés en nuestras vidas ni acoplarnos y soportar a unas instituciones gobernadas por unos políticos de muy bajo nivel. Hacerlo sería optar por ingerir una sobredosis de masoquismo que sería letal para nuestra salud mental.
¿No se merece el veto un político ventajista , instalado en un cesarismo omnipotente que ni siquiera les respeta sus vacaciones ?
Yo votaré para BOTARLO.
Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.
Si (
No(
