No lo entiendo, y por mucho que le doy vueltas no soy capaz de entenderlo. Si hay algo que me repugna en la sociedad es que se abuse de los más débiles, que impere la razón de la fuerza en lugar de la fuerza de la razón. Frase afortunada de la que no he logrado conocer su autoría.
Cuando un hombre valiéndose de su fuerza física alcanza el contacto íntimo con una mujer, en lugar de obtener ese mismo contacto mediante el consentimiento de esta, ese individuo, ese animal, ese energúmeno, es un delincuente que debe ser apartado de la sociedad, pues no respeta las normas que nos hemos dado como sociedad moderna que somos.
Ya no les digo si a ese abuso sexual se llega desde el parentesco. En ese caso, ya estamos hablando de que me produce nauseas; y no hablemos si se trata de menores muy muy pequeños. ¿Qué placer sexual se puede encontrar en una persona de dos años de vida? No soy capaz de entenderlo, pese a que lo he hablado con profesionales de la psique.
Como decía antes, las sociedades nos hemos dado normas para que los culpables no vivan en libertad, sino que vivan en centros penitenciarios alejados de su posible reiteración en esos actos violentos. Además, las normas penales, cuando tipifican esos delitos, lo hacen de manera severa, al considerar muy graves los mismos.
El problema surge cuando se quiere legislar desde la portada de un periódico o desde el corazón, en lugar de la razón. Lo estamos viendo estos días con la ya famosa, desgraciadamente, ley del solo si es sí.
¿Qué ha pasado? Muy sencillo, que gente inexperta y de manera visceral ha querido modificar el código penal sin contar con el resto del mundo jurídico. Se han desoído informes del CGPJ, no se ha consultado a la doctrina científica, que son los profesores de universidad, y el Consejo de Ministros en pleno acordó tirar adelante ese Proyecto de Ley. El foco está situado sobre la ministro impulsora, pero la responsabilidad es del gobierno íntegramente como órgano colegiado.
La ministro Montero, como tantas otras cosas, ignora el principio del derecho 'in dubio pro reo'; ignora que los jueces, ante varias normativas aplicables, deben aplicar la más favorable al reo, al acusado o condenado, en este caso al violador.
Ese, la aplicación de la normativa más favorable al violador es, evidentemente, un efecto no deseado por la ministro proponente y el gobierno que la aprobó. Eso pasa cuando se desprecian las opiniones de los demás y se cree, sin fundamento, que se sabe todo y se lleva la razón en todo. Yo, a medida que voy creciendo en edad y, quizás, en madurez, me asombro de la cantidad de cosas que aprendo día a día y la multitud de cosas que me faltan por aprender, por no hablar de las que no sabré nunca.
No soy capaz de saber si la señora Montero, ministro de la mujer, ha pecado de cándida o de soberbia. Yo, si hubiese sido víctima de un abuso sexual y viese que se beneficia a mi violador con la modificación de una ley, no por voluntad sino por ignorancia, alguna acción jurídica adoptaría contra el responsable de la reforma, pues no hay que olvidar que estamos hablando de personas; personas que han visto forzada su voluntad, a veces por un grupo de salvajes, y han sido violadas hasta la saciedad.
Eso, se mire como se mire, es un drama. Esos o ese violador han arruinado la vida de una mujer inocente, la de su familia y la de su entorno, para que después una persona que no está capacitada para el cargo que desempeña haga un titular y remueva las interioridades de la víctima y beneficie al abusador.
Esa Ley no es más que un reflejo de en manos de quién estamos. Son capaces de cualquier cosa para conseguir un eslogan o para demostrar que son lo más de lo más en la defensa de los derechos de la mujer. En esta ocasión han errado. Han hecho un flaco favor a las mujeres de este país y especialmente a las víctimas de abusos sexuales.
Echar la culpa a los jueces y acusarlos de fachas e ignorantes es de una ignominia inaceptable. En cualquier país serio, un miembro de un partido serio se hubiera disculpado y hubiese dimitido. Mutis por el foro. La señora Montero ha demostrado que es una temeraria cuando legisla y cuando quiere defender su error.
Estos días estamos viendo una lección de democracia por entregas: el FBI registra despachos del que hoy es Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, por hechos de su anterior etapa de vicepresidente. ¿Alguien se imagina que en España la Guardia Civil intentase registrar el domicilio del premier Sánchez Castejón? Las consecuencias serían brutales.
Esa es la diferencia entre un sistema democrático serio y el de unos gobernantes que no se creen eso de la democracia, eso del estado de derecho, y mucho menos eso de la división de poderes. Esa es la diferencia entre USA y España; en España cualquiera puede llegar a Presidente, en USA no. Si se lee, al azar, el curriculum de cualquiera de los presidentes de USA veremos la brillantez y excelencia de los mismos, pese a que pretendan caricaturizar a algún Presidente, normalmente del partido republicano.
Ya para acabar, Dios no lo quiera, imaginen que un condenado por violación al que se ha excarcelado en aplicación de la Ley Montero, reincide, viola de nuevo a una mujer, ya que está en la calle gracias a la Ley. ¿Qué creen que pasaría? ¿A quién echaría la culpa esta vez la ministro podemita?
Escucho el silencio de los jueces que ostentan cargos públicos de la mano de Podemos, en Madrid y en este pequeño país. ¿Nada que decir? ¿Todo bien?