Solo los más mayores de entre ustedes entenderán aquello de “correr delante de los grises”. Los de mi generación coincidimos a finales de los ochenta con el “Cojo Manteca” que, con sus muletas, en las manifestaciones estudiantiles iba rompiendo escaparates con intervenciones o cordones policiales para controlar la masa. En Mallorca tuvimos un imitador.
Hoy todo ha cambiado. La contención de los elementos subversivos es más eficaz que nunca y, si se fijan, ya nadie sale a la calle. Por mucho menos se salía en la época de Jon Manteca.
Les cito algunos motivos: Una situación escandalosa de empobrecimiento generalizado por una inflación cuyo culpabilidad quieren imputar a Putin, a la vez que se da una presión impositiva récord que ha hecho que Hacienda recaude más que nunca en su historia (recuerden que no querer bajar los impuestos cuando suben los precios es una subida de impuestos encubierta y no sirve esta tímida medida de bajar el IVA meses antes de elecciones); una subida de los tipos de interés que ahoga nuestras economías; una serie de amenazas como la de que nos lo quitarán todo pero seremos felices; cada vez tenemos que dedicar más años de salario para comprar una vivienda, etc.
Todo aderezzado con cualquiera de las amenazas como que toca a las puertas la enésima variante del virus (llamada Ortro cuyo nombre, por cierto, es según la mitología, hermano del Can Cerbero o perro del infierno que sirvió para designar otra variante anterior) o que nos quieren penalizar según qué consumos realicemos si se les atribuye una mayor huella de carbono. La sociedad ha pasado del hartazgo a la conformidad.
Motivos para salir a la calle tenemos y sin embargo no vemos ni manifestaciones ni policía reprimiéndolas. La sociedad se adormece. Salvo cuatro amigos que se quejan en las redes, nadie sale a la calle ¿Por qué?
Los métodos de control son diferentes. Los que se emplean ahora son más eficaces y silenciosos que nunca. Son narcóticos silenciosos.
El control de la sociedad actual ya no emplea la fuerza sino la psicología apoyada con la tecnología. Y lo que es más alucinante, ni nos damos cuenta. Es como la rana que no percibe el calentamiento progresivo del agua hasta que es tarde y se abrasa.
En varias ocasiones les he comentado el poderoso impacto que produce el miedo en nuestro comportamiento. El miedo sigue el patrón siguiente: Crear problema – generar miedo – aportar solución, sobre la que ni nos planteamos las consecuencias. Se redefine continuamente el contrato social que estipula derechos y obligaciones entre Estado y ciudadano a cambio de seguridad.
El miedo es muy poderoso y sobre las distintas formas que toma el lobo ya hemos hablado. Mientras tanto, el pastor está relajado hasta el próximo aviso. Una vez superada la inicial sensación de miedo toca tener entretenido al grupo.
Ahí entra el poder de la tecnología alineada con la psicología de masas. En un Internet 2.0 del todo gratis en el que usamos Netflix, Tik tok, Instagram, Youtube o Facebook de manera gratuita estamos alimentando con nuestras preferencias sus algoritmos, llegándonos a conocer mejor que nuestros amigos y aportándonos aquellos contenidos que no solo nos tienen entretenidos, sino que también sirve para vendernos la doctrina oficial, el pensamiento único. En la época del Cojo Manteca solo había un móvil económico en las empresas. Hoy no solo se quiere captar la atención del usuario para ganar dinero sino que también se quiere influir sobre él por motivos ideológicos. Eso lo permite la gran concentración de las BigTech entorno a la Web 2.0 del todo gratis y su control por parte de los mismos.
Lo que está sacando Elon Musk en sus Twitter Files demuestran que se penalizaba y silenciaba todo lo que iba en contra del pensamiento único.
Aquellos que logren poner en duda la doctrina oficial serán tachados de conspiranóicos y silenciados. El miedo a salirse del grupo y ser insultado o tratado como un loco devolverá a los más débiles al redil. Newtral y Maldita ayudarán a disipar sus dudas.
La redefinición del lenguaje también entra dentro de la manipulación psicológica. No tiene nada que ver la definición aceptada de lo que es una conspiración en la época del Cojo Manteca con lo que es hoy, que se emplea de manera muy ligera y poco rigurosa. Aquello sí que eran conspiraciones. Por cierto, Elon Musk, con acceso a gran cantidad de información, ha afirmado que parece que todas las conspiraciones recientes se están convirtiendo en realidad. Eso da muestra de la ligereza con la que se ha acuñado ese término.
Lo mismo ocurre con el término fascista, facha o rojo. También con la definición de lo que se considera ciencia. Hasta hace poco la Ciencia, con mayúsculas, permitía discutir todas las opciones aunque contravinieran la versión oficial y se iban eliminando a medida que surgieran evidencias en contra. Recordemos que el método científico se basa o, mejor dicho, se basaba en la observación, medición, experimentación, análisis y modificación de las diferentes hipótesis.
Hoy en día la única hipótesis es la que dicen nuestros gobernantes, altavoces de lo que quiere el Big Pharma. Para las autoridades sanitarias todo lo que interesa y no da dinero se considera superchería y debe ser perseguido. Pero imagínense que tampoco en temas de Salud el motor económico, que es serio de por sí, no fuera el único que moviera el sector. Lo de cómo Rockefeller se introdujo en el campo de la medicina y lo cambió todo da para otro interesante artículo.
Nos dirigimos a un Gran Reinicio económico, a un “no poseerás nada y serás feliz”, a un mundo dominado por monedas programadas de los Bancos Centrales que servirán para penalizar algunos de nuestros consumos, a un mundo en el que se nos dará un ingreso mensual para no trabajar ni emprender negocio alguno y se nos invitará a quedarnos en casa de manera presencial, aunque interactuando en el metaverso o hablando con la Inteligencia Artificial. En pocos meses pondrán voz a ChatGPT y será mucho más avanzado. Si esto no es una sociedad narcotizada, díganme ustedes. Si el Cojo Manteca levantara la cabeza.
Si (
No(
