La aventura de España en el Mundial de Catar se acabó en octavos, después de un ejercicio de inoperancia e impotencia ofensiva ante la selección de Marruecos, un combinado de tercera línea en el concierto futbolístico internacional. Ni de penalti fueron capaces de marcar los chicos de Luis Enrique, que firmaron la peor tanda de penaltis de la historia de los Mundiales: cero de tres. Fue el colofón a una participación de La Roja decepcionante, o quizás no tanto, si se atiende al currículum de nuestra Selección en sus participaciones en la mayor cita futbolística del planeta.
Porque salvo el oasis que supuso el Mundial 2010 de Sudáfrica, en el que España levantó su única Copa del Mundo, la trayectoria de la Selección está trufada de decepciones o, habría que decir mejor, de resultados por debajo de las expectativas generadas por el entorno mediático y, en ocasiones, por los propios protagonistas.
Después del éxito de Sudáfrica, con el inolvidable gol de Iniesta en los últimos instantes de la prórroga ante Holanda y la parada salvadora con el pie de Casillas a Robben, hay que remontarse a Brasil 1950 para encontrar la segunda mejor clasificación de España en los Mundiales, un cuarto puesto. El Mundial se disputaba en un formato diferente y, como campeona de su grupo, la Selección se clasificó para la liguilla final por el título junto a Uruguay, Brasil y Suecia. El Mundial pasó a la historia por el famoso ‘maracanazo’, la victoria contra pronóstico de Uruguay ante los anfitriones en el partido que decidía el título en el estadio de Maracaná en Rio de Janeiro.
Y es que, en sus dieciséis presencias en los Mundiales, incluido el que todavía se disputa en Catar, la Selección solo ha sido capaz de alcanzar la ronda de cuartos de final en cinco ocasiones (Italia 1934, México 1986, Estados Unidos 1994, Corea-Japón 2022 y Sudáfrica 2010). El resto de las participaciones, el combinado nacional cayó en octavos (Italia 1990, Alemania 2006, Rusia 2018, Catar 2022) y en la primera fase (Chile 1962, Inglaterra 1966, Argentina 1978, España 1982, Francia 1998, Brasil 2014).
Por eso, siendo ecuánimes, considerar un fracaso la actuación de Luis Enrique y los suyos en Catar sería injusto. La Selección fue fiel a su historia en los Mundiales. Ni más, ni menos. Podríamos decir que cumplió con su papel en esta competición. Pasa lo mismo con el festival de Eurovisión, al que cada año llevamos la mejor canción y hace 53 años que no ganamos. Por lo tanto, la decepción que ha provocado la eliminación de España ante Marruecos tiene que ver más con las expectativas exageradas que se generan en un país futbolero cada cuatro años, que con la jerarquía real de ‘La Roja’ en el planeta fútbol. Un dato tremendo: en los últimos tres Mundiales, España solo ha sido capaz de ganar tres partidos ante grandes rivales (Australia, Irán y Costa Rica).
Dicho esto, me parecen desproporcionadas las críticas recibidas por el seleccionador en las últimas horas y las peticiones de dimisión inmediata, cuando lo único que ha hecho ha sido cumplir con la Historia de la Selección en los Mundiales. Ni más, ni menos. Luis Enrique ha sido un seleccionador normal, dentro de la tónica mediocre de España en los Mundiales. Ha hecho lo mismo que otros seleccionadores que no necesitaban subirse al andamio para visionar los entrenos, ni contestar con soberbia y y altanería en la sala de prensa -alguno sí hubo, como Clemente-, ni estrimear todas las noches para contarnos la cantidad de huevos que habían cenado. Con él o sin él en el banquillo, dentro de cuatro años volveremos a ilusionarnos con un nuevo Mundial y algunos periodistas deportivos volverán a vendernos la moto de que tenemos a los mejores jugadores y que la Selección parte como favorita para levanta la copa. El déjà vu de cada cuatro años.