www.canariasdiario.com

La velocidad de la ciencia

Por José A. García Bustos
sábado 15 de octubre de 2022, 09:57h

La Unión Europea está siendo pionera en desmontar el engaño al que nos han sometido con las vacunas. Ahora sí se puede llamar así: un engaño.

Y lo es porque esta semana hemos conocido, a pregunta del eurodiputado holandés Rober Roos a una ejecutiva de Pfizer, que la vacuna de Pfizer no se testeó antes de salir al mercado para observar si paraba la transmisión del virus. Es decir, si un infectado vacunado era o no capaz de contagiar.

La razón que dio Pfizer es que no lo estudiaron porque “se tuvieron que mover a la velocidad de la ciencia para entender lo que ocurría en el mercado”. Ciencia y mercado en una sola frase dan vértigo. El mercado demandaba vacunas y la Comisión Europea pagaba bien por los productos. Había que venderlos a gran velocidad. El negocio era candente y la competencia apretaba.

¿Recuerdan la carrera, mientras estaban en producción, en la que cada marca de vacuna aseguraba que aportaba más eficacia que la otra?

Más tarde se vio que ni inmunidad ni leches. Las vacunas no garantizaban ni inmunidad ni freno a la transmisión. Un vacunado podía coger la enfermedad y podía contagiarla.

Y en base a esa mentira llegó la segregación. Nos dijeron que si estábamos vacunados podríamos visitar a nuestros abuelos y no morirían. Nos dijeron que no invitáramos a cenar en Navidad a quienes no tuvieran el pasaporte Covid, por muy familiar cercano que fuera. Prohibieron entrar en los bares y restaurantes a quienes no tuvieran el pasaporte Covid.

El QR daba y quitaba estatus y la posibilidad de entrar en un restaurante o en el cine. A otros les costó el trabajo o para mantenerlo se pincharon a regañadientes. En países como en Austria, encerraron a todos los que no tenían el pasaporte. Todo en base a una mentira.

El CEO de Pfizer, Albert Bourla, aseguró hace meses que con la vacuna sí se evitaba la transmisión. No era cierto.

“Te vacunas no solo para protegerte tú sino para proteger a los demás. Especialmente a los que más quieres.”, dijo el CEO de Pfizer. Vacunarse era ser guay, solidario. Había que vacunarse por amor al prójimo. Si no lo hacías eras egoísta y solo pensabas en ti. En base a esa mentira se edificó la mayor segregación entre iguales desde el nazismo.

Si se atreven a mentir con un asunto de salud que afecta a todo el planeta, imaginen qué no harán con temas menores.

Pero el negocio era muy suculento.

Estas semanas han sido prolíficas. Malone Institute ha filtrado el contenido de los contratos entre la Comisión Europea y Pfizer. Esos que han sido negados en Baleares tras la petición de la asociación Liberum. Esos que se han mostrado draconianos y con cláusulas abusivas en países de Latinoamérica, como es la del derecho de Pfizer a silenciar gobiernos. O esos contratos cuyas cláusulas más sensibles (precio por dosis, pagos anticipados, calendario de entrgas, …) querían preservarse durante 75 años sin mostrarlos a la luz pública.

Pues bien, por esos mismos contratos, la Fiscalía ha abierto una investigación sobre la adquisición al observar un sinfín de irregularidades en la contratación por parte de la Comisión Europea.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, está en el punto de mira. Su marido, por cierto, es director médico de una gran empresa farmacéutica que también ha recibido tajada de Europa.

¿Consideran que todo esto es de interés general? Parece que afecta a todo el planeta ¿verdad? Pues aquí, no se dice ni mú. Políticos y televisiones deben pensar que esto no va con ellos o que el tema vacunas ya pasó de moda y ahora toca hablar del cambio climático, de la inflación y de Putin. Por cierto, la gripe del mono duró poco ¿verdad?

De las televisiones privadas era de esperar este silencio cómplice. No en vano pertenecen a unos un reducido número de grupos empresariales que, además comparten accionariado con las grandes farmacéuticas, comercializadoras de las vacunas.

Pero de las televisiones públicas, que deben servir al interés general y que no están sometidas a ningún corsé empresarial, no se puede entender este silencio. Estas ocasiones son una oportunidad perdida para hacer periodismo del bueno y diferenciarse del sesgo accionarial de las privadas.

La continuidad de la televisión pública siempre se pone en entredicho en épocas de crisis y recortes como la que está en ciernes. Ahora tienen una oportunidad única para convertirse en adalides de la verdad sin calibrar si interesa o no a los gobernantes de turno.

La televisión pública debe entretener pero, sobre todo, informar. Informar, con mayor cercanía si se trata de una televisión local o autonómica pero informar al fin y al cabo. Y fomentar el diálogo y el debate. La ciencia es debate y puesta en común de posiciones antagónicas para determinar, en base a resultados, cuál es el camino a seguir.

Velocidad y ciencia no siempre van de la mano. La ciencia requiere su tiempo. Un bebé necesita nueve meses para nacer. No por meter más recursos se adelantará el nacimiento. Es cierto que con más recursos se acelera una investigación pero hay procesos que no avanzarán más por más investigadores que empujen.

La premura por aprobar un producto en el ámbito de la salud, viene marcada por intereses sanitarios pero también por los económicos.

Con base en una mentira han montado un sistema de segregación ciudadana como nunca antes. Y lo achacan a la velocidad de la ciencia. Será la velocidad a la que, en nombre de la ciencia han cimentado las farmacéuticas su cifra de facturación y sus beneficios.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios