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Vales menos que la palabra de un Ministro

Por Juan Antonio Tormo
lunes 05 de septiembre de 2022, 08:00h

¿Cuánto vale la palabra de un Ministro? la respuesta parece ser que es “muy poco” a la vista de las continuas rectificaciones o desautorizaciones del “Cesar” Sánchez, de hecho esta semana ha batido todos los récords en este apartado, con motivo de la rebaja del IVA del gas, ha dejado en ridículo a no menos de 4 Ministras, Montero, Calviño, Morant y Alegría (estas dos últimas aunque no se lo crean son Ministras de España a pesar de que usted y yo mismo no sepamos de su trabajo) y a la misma portavoz Isabel Rodriguez. No se me olvida que también ha hecho el ridículo el Ministro de la Presidencia Bolaños, pero es que con este Ministro ya empieza a ser lo habitual, ya que cada día parece más una caricatura.

No estoy nada contento de esta situación, porque poner en evidencia a un Ministro socaba la confianza en el y su Departamento, que pierden credibilidad por lo que a la hora de anunciar algún tipo de medidas, uno las pone en cuarentena. Estoy pensando por ejemplo que a la hora de ir a las Palmas a decir que llegarán ayudas urgentes, uno ya se teme lo peor que es que no lleguen hasta pasado algún año.

El principio de autoridad es fundamental en cualquier sociedad, porque nos guste o no, alguien tiene que tomar decisiones en un País y no deberíamos tener dudas en cuanto su profesionalidad y conocimientos, también pasa en otros ámbitos de la sociedad extendiéndose como una mancha de aceite con profesores o policías, a la sociedad le cuesta creer en su líderes, al igual es porque no lo son y en estos momentos de crisis no es saludable para nuestra mente.

Para tirar “a los leones” a tus colaboradores hay que tener una condición especial, tener falta de empatía y quizás un cierto grado de psicopatía con gotitas de narcisismo, pero también hay que reconocer que los afectados/as tienen su nivel de orgullo y autoestima bajo mínimos para aguantar esto o piensan simplemente que mientras que les dure el mandato, lleguen las nóminas y todas las prebendas del cargo, toca tragar sin más.

En la sociedad civil, este tema está zanjado, son los equipos que predominan sobre las individualidades, aunque existan buenas individualidades, ya saben aquello de “sólo se va más rápido, pero en grupo se llega más lejos”.

Hay dos tipos de decisiones que hay que seguir reivindicando es este País, para que sean normales y no haya miedo a tomarlas, una es el dimitir, eso cuando ya no puedes aguantar más en el cargo y la segunda pedir perdón cuando la pifias, eso si evitando que no sea cada día.

En definitiva recuperemos la seriedad y el prestigio de algunas profesiones, que en el caso de algunos políticos la tienen a nivel de Torrente.

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