Dieciséis cargos del PSOE han visto ratificada su condena por parte del Tribunal Supremo -diez de ellos, a penas de prisión- por el desvío y malversación de 680 millones de euros del caso de los ERE andaluces. Dice la flamante portavoz socialista, Pilar Alegría -pésima ministra de educación, por otra parte- que Chaves y Griñán son personas honorables porque no se embolsaron ni un céntimo, y que la culpa de todo la tiene, obviamente, el PP, que es el partido español megacorrupto por antonomasia.
Con 680 millones de euros se construyen, por ejemplo, unas cien escuelas o institutos, pero el ejecutivo socialista andaluz creía más conveniente desviar ese dinero a su gigantesca red clientelar antes que dedicarla a asuntos de menor importancia como la educación, la vivienda pública o la sanidad, en los que tan sobrados vamos en nuestro país.
El mayor latrocinio de la historia democrática de España le parece al tándem PSOE-Moncloa una cuestión sin repercusión alguna en la honestidad de Chaves y Griñán, dado que lo distraído no acabó directamente en sus bolsillos.
Como me decía jocosamente un compañero de guardia del turno de oficio, "robar es quitarle el bolso a una ancianita, el resto son negocios".
Sin embargo, la finalidad de la distracción de esos 680 millones no era otra que perpetuarse en el poder y seguir chupando de la teta pública por otros cuarenta años, petrificando el régimen de mamandurrias con las que tenían secuestrada la libertad del electorado andaluz, de manera que la tesis de la impecable honorabilidad de los dos líderes condenados -junto con otros 14 cargos socialistas- queda un tanto maltrecha, porque, en realidad, sí pensaban sacar un beneficio de ese desvío. Para que uno se beneficie de un acto delictivo no hace falta que el producto económico del crimen engrose directamente sus bolsillos o su cuenta corriente. Basta con que ese desvío responda a la finalidad de beneficiar electoralmente al partido en el que se milita para que el rédito buscado quede desnudo a los ojos de cualquier semoviente mínimamente racional.
El PSOE acumula desde la época felipista múltiples casos de corrupción, liderando con diferencia ese maléfico ránking en términos de cifras. Obviamente, ya sabemos que los conceptos de honorabilidad y honestidad no son los mismos cuando se aplican a un progre o a un pérfido conservador, a quien la corrupción se le supone.
Y, por supuesto, en estrictos términos jurídicos, aquí nadie ha robado nada; pero, en el mucho más verídico y genuino sentido coloquial de la lengua castellana, el PSOE andaluz ha estado robando a manos llenas a todos los ciudadanos durante años.
Se pongan como se pongan.
Si (
No(
