Permítame una cita, así en frío, pero es que la memoria popular es muy breve: “Hermana, yo sí te creo. Nosotras nos creemos. Basta de cuestionar a las mujeres y dar credibilidad a los violadores”. Irene Montero, Ministro de Igualdad. Tuit de 15 de noviembre 2017.
No soy podemita pero estoy de acuerdo con la señora Montero. Las víctimas, sin ninguna duda, son las mujeres violadas, sus familias y su entorno de amigos, pero sobre todo ella, la mujer que ha sido forzada a tener relaciones sexuales sin consentimiento. Creo que es de los crímenes más horrendos que se pueden cometer y si la víctima es una mujer menor de edad es la infamia, la maldad en sí misma.
Negro sobre blanco, vaya cursilada, un Juez, tras celebrar una vista oral a un acusado que disfrutó de todas las garantías que ofrece el Estado de Derecho (garantías que le negó a la víctima), en los hechos probados escribió que una menor dada en custodia a la Generalitat Valenciana fue abusada sexualmente por un señor que tenía que cuidar de ella. Un depredador sexual. Un zorro vigilando las gallinas. Naturalmente, como en este país se tienen muchas, a lo mejor excesivas, garantías –este es otro debate- sigue gozando la de presunción de inocencia al no ser firme la antedicha Sentencia.
Resulta que el presunto depredador estaba, a la sazón, casado con la Conseller del ramo, la cual no se enteró, o no quiso, enterarse de nada. Siendo premiada en el siguiente gobierno “de progreso” con una vicepresidencia y la portavocía.
Cuando se entrega a una administración la custodia de un menor se hace debido a que procede de una familia desestructurada con serios riesgos de exclusión social y que tenga, bajo la tutela pública, una oportunidad en la vida. Aquí en Baleares ha pasado algo idéntico y la política más nefasta desde que existe esta Comunidad sigue pegada con cemento cola en su poltrona, doña Fina Santiago, ni un ápice de dignidad política ha mostrado.
Yo no sé si doña Mónica Oltra ha cometido algún delito. Ya existe una instrucción que resolverá como quiera y en el peor de los casos tendrá un juicio con todas las garantías legales. Garantías y derechos que se le han negado a la víctima de los abusos sexuales por el que fue marido de la dicha señora Oltra.
La señora Oltra es una persona indecente pues al conocer la imputación tuvo los arrestos necesarios de en lugar de presentar la inmediata e imprescindible dimisión, montó una fiesta a su mayor gloria en la que los bailes, los cánticos y las risotadas no faltaron. Nunca había sido tan de aplicación la frase de Bernard Shaw “los pañales y los políticos han de cambiarse a menudo…y por los mismos motivos”. Fin de la cita.
Su partido arropó a la señora Oltra, la ministro de asuntos de la Mujer le mostró su apoyo y toda cuanta feminista le pusieran un micro delante aprovechaba para defender a Oltra como víctima de una conspiración judeo masónica orquestada por la extrema derecha y demás fachas de mal vivir, y a la menor víctima de abusos, les decía antes, negro sobre blanco, que le vayan dando.
Personalmente, me equivoco, como todos los humanos y procuro que sean las menos veces al día, pero tengo mis principios absolutamente claros. Y lo que han hecho esta fauna que se dicen feministas sectarias es inmoral e indecente, es pura casta. Lo que correspondía cuando se descubrió el drama, porque esto es un drama, (cualquier abuso a una mujer es un drama y si es menor aún peor) debería haber sido arropar a la menor víctima de abusos y que la señora Oltra, que ya es mayorcita debía dimitir y organizar su defensa y apechugar con lo que le venía. Desde luego no hacer pucheros ridículos que solo demuestran su apego a una silla, a una moqueta y sobre todo a una paga que en el mundo de la empresa privada nunca hubiese soñado ganar.
En este país, el pequeño y el grande, tenemos una grave crisis moral. No les hablo de religión, les habló de moral. No tenemos, carecemos absolutamente, como sociedad de principios. Un país en el que se apoya desde el gobierno de la nación a quien, presuntamente, ha encubierto los abusos sexuales de su marido, un país en el que las administraciones mienten a los ciudadanos día si y día también, un país en que tiene más garantías el reo que la víctima y en el que no sabemos quiénes son los buenos y los malos, como ha pasado recientemente en esta Ciudad en la que, presuntamente, un señor juez y un señor fiscal, que cobraban de nuestro dinero como todos los funcionarios, empezando por el Presidente del Tribunal Supremo, se confabularon, vuelvo a poner presuntamente, para ajustar cuentas con policías a los que mandaron a prisión injustamente, aquí sí que va un presuntamente y cuyo testigo estrella era un condenado por narcotráfico y otras lindezas, ese, ese es un país enfermo. Condenado a la desaparición y a aplicarse la Ley de la Selva.
¿Se acuerdan cuando en el 2017 se produjeron una serie de abusos sexuales en los que se puso en entredicho la versión de la víctima? ¿Recuerdan la reacción de las mujeres dedicadas a la política entonces? Defendieron hasta límites inconfesables a las víctimas, emitiendo juicios de valor realmente duros. Unos años después han cambiado, apoyan a los de la casta y la consideran víctima cuando la víctima fue una menor de edad, una niña de catorce años que era visitada por la noche por el depredador marido de Oltra. No hay conspiración, hay Justicia y si la señora Oltra miró hacia otro lado para encubrir las aberraciones de su marido debe pagar por ello, si por el contrario era como la que fue Infanta Cristina que no se enteraba de nada, debe ser absuelta. Así funciona un estado de derecho.
Para terminar quiero transmitir mi apoyo y toda mi solidaridad a la víctima de los abusos, a la que oí en televisión hablar con una serenidad encomiables cuando lo que te pide el cuerpo, seguramente, es venganza, decía pues que vaya mi apoyo, solidaridad y respeto pues ella no merecía, como no lo merece nadie, ser víctima de abusos sexuales. Ella no hizo nada, era la menor y el abusador era mayor y el encargado de reinsertarla a la sociedad. Pido respeto para ella.