Fco. Ibáñez es un visionario. Empezó en los cincuenta del siglo pasado dibujando y escribiendo tebeos de un humor mordaz que retrataba la sociedad española. Es conocido por personajes como el Botones Sacarino y Pepe Gotera y Otilio, pero los personajes que le encumbrarían a la fama y a la literatura de este país son Mortadelo y Filemón.
Creador del zapatófono, que a la larga ha sido el teléfono usado por el presidente Sánchez, sus personajes estuvieron siempre dirigidos por el superintendente Vicente, de la TIA. Entre la TIA y lo que se nos dice del CNI no hay grandes diferencias. El problema del CNI es el mismo que fue el de las Cajas de Ahorro, que los políticos metiesen mano en su gestión.
Ya decía el gran Serrat, ya de retirada y de vuelta, que con las cosas de comer no se juega, y estoy completamente de acuerdo, y como, además, pienso que no todos servimos para todo, creo que para mantener la credibilidad y prestigio del CNI solo deberíamos dejar a los profesionales, a los espías, para que manejasen las cosas de espías.
El gobierno del premier Sánchez donde mete la zarpa no crece la hierba; en cuantas instituciones de la administración del Estado ha metido mano, las ha dejado muertas o heridas de muerte. A saber: Cortes Generales, Fiscalía General del Estado, Corona, Banco de España, Consejo de Estado, Alto Funcionariado, Universidades... Podría seguir y a buen seguro que a Vds. se les ocurren muchas más instituciones socarradas por el efecto Sánchez.
Creo que es deber de todo ciudadano de bien, y por tal me tengo, romper una lanza por la Constitución y la democracia que nos ha dado los mejores años de la historia moderna de España. Creo que el CNI hace como debe su trabajo, sometido al imperio de la Ley, y no interviene las comunicaciones salvo por autorización judicial. Personalmente, creo que en el tema del 'procés' hizo muy bien, si tenían autorización, en espiar a sus líderes; forma parte de sus obligaciones esenciales, es decir, mantener la integridad territorial de España; si no lo es, se cambia y el CNI no tiene que escuchar ni oír según qué cosas.
Desde que tenemos el Gobierno que tenemos, la razón, de estado o no, simplemente ha desaparecido; ha desaparecido cualquier razón. Sánchez Castejón ha decidido quemar las naves para seguir pisando moqueta y durmiendo en su cama nueva, hoy ya no tanto pues el añorado Rajoy hace demasiado tiempo que ve los toros desde la barrera.
Sánchez Castejón no ha dudado en utilizar la mentira y en desdecirse una vez ha sido pillado; no ha tenido inconveniente en sofreír a sus subordinados si eso suponía unos minutillos más de butaca, y, lo que es más grave, ha venido manipulando las instituciones de manera grosera e irrespetuosa para con los ciudadanos, y encima espera que le riamos las gracias. Y no olviden, una vez más, que pagando nosotros la fiesta; es nuestro dinero.
Mi deseo, si pudiera volver atrás en el tiempo, es que Sánchez Castejón hubiese sido una estrella de la NBA; que enredase por USA y que no fuese presidente de España, porque lo que nos ha hecho aquí no tiene nombre. Ha arruinado al país. Durante décadas, los mismos, siempre los mismos, pagaremos sus desmanes y horteradas y, cómo no, las de sus palmeros locales, Armengol y don Cosme, este último la persona mejor pagada del mundo, pues le pagamos un pastizal y él no hace nada, pero nada de nada… Miren cuántas veces nos ha defendido frente al PSOE. En un país serio no podría volver a su circunscripción, le aporrearían, pero aquí, como los malos tienen más derechos que los buenos, pues ya está.
Obviamente, no sé lo que nos deparará el futuro. Ni siquiera sé si me gustaría saber lo que va a pasar. Quizás lo más certero de la Biblia es que no sabéis ni el día ni la hora. Lo cierto es que somos, la mía, la primera generación que entrega un país peor de como lo recibió. Estamos en la ruina más absoluta, y las instituciones siguen funcionando como si fueran ricas. Nos requisan el dinero de nuestros bolsillos, rascan hasta las motas de polvo, para después darnos subvenciones que tendremos que pagar los mismos a los que nos han requisado inicialmente el dinero. Pero parece que tenemos que estar agradecidos por esa subvención tipo maná.
Es sabido que el dinero donde mejor trabaja y rinde es en el bolsillo de los ciudadanos; estos son los únicos capaces de generar riqueza y empleo. Cuando un gobernante dice que crea empleo, ¡¡¡miente!!! El empleo lo crea la empresa privada. El Gobierno solo puede crear unas condiciones idóneas para que los emprendedores generen empleo y generen riqueza, pero nunca, nunca, es el Gobierno el que crea empleo.
De hecho, su única manera de crear empleo es convocando oposiciones o creando interinajes que no producen riqueza, sino que solo cubren servicios, y su nómina, como siempre, viene pagada desde la riqueza que se crea en el sector privado.
Como Ofelia, la secretaria del Súper, la administración del Estado, en todos sus ámbitos, nacional, comunitario y local, necesita una operación bikini: perder lo superfluo para tener salud.
Lo del premier Sánchez y los catalanes ha superado a Mortadelo y Filemón, y eso, créanme, es grave, muy grave. Un país mínimamente serio no va contando sus intimidades de la misma manera que un caballero o una dama no cuentan sus secretos de alcoba. La discreción es una gran virtud en la vida, pero, además, en determinadas situaciones es una obligación.
Desde luego, meter a los espiados en la comisión de secretos oficiales es como meter el zorro en el gallinero. Nos salvan sus espías profesionales, pues los de la comisión son unas bocas chanclas, aparte de cosas infinitamente peores, como es la vinculación con el terrorismo. Como dirían Les Luthiers, somos el hazme llorar.