Ministerio y comunidades han acordado ir despacio en el levantamiento de restricciones, a pesar de la tendencia a la baja en el número de contagios que se registra en esta sexta ola del coronavirus. El Consejo Interterritorial de Sanidad ha decidido esta semana mantener un mes más los aforos actuales en los eventos deportivos -que son del 75 por ciento en recintos al aire libre y del 50 por ciento si se trata de espacios cerrados- a la vez que ha rechazado modificar la normativa sobre el uso obligatorio de las mascarillas al aire libre y ha decidido mantener que las cuarentenas para los infectados sigan siendo de siete días en vez de los cuatro que solicitaban algunas comunidades y entidades.
La desescalada, pues, será lenta para no poner en riesgo los avances producidos contra la enfermedad y dar tiempo a que el proceso de vacunación alcance niveles de mayor protección. El Ministerio de Sanidad habla de "descenso suave" en las últimas semanas, tanto por lo que se refiere al número de contagios como a la incidencia acumulada, a pesar de lo cual los datos siguen registrando valores elevados que no aconsejan ir con prisas.
Tiene sentido que la prudencia se haya instalado entre los responsables de la Sanidad, a los que cabe reconocer una buena dosis de realismo a la vez que cabría exigirles agilidad para poder ir retirando medidas desde el primer momento en que la situación epidemiológica lo permita.
Los casi dos años de pandemia pesan notablemente en el ánimo de los ciudadanos y, si bien es necesario no poner en riesgo los avances realizados, resulta igualmente lógico que el fin de algunas restricciones -como la de las mascarillas por la calle, por ejemplo- pueda verse cada vez próximo. Quizá no haya que ir tan deprisa como algunos países europeos que anuncian el final de toda restricción, pero sí es conveniente ir dando pasos que infundan ánimo a los ciudadanos.
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