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Un virus, 17 Navidades diferentes

viernes 24 de diciembre de 2021, 05:00h

Que el presidente del Gobierno y los presidentes autonómicos se reúnan 48 horas antes de Nochebuena, para decidir las medidas a adoptar durante las fechas navideñas ante la nueva ola de contagios provocada por la variante Ómicron, no debería extrañar en un país que acostumbra a dejar las cosas para el último momento. Que de dicha reunión tampoco salga una decisión de consenso, es otra de las señas de identidad de un país que hace tiempo dejó de serlo para convertirse en 17 reinos de taifas. Así que los ciudadanos que estas fechas tengamos previsto desplazarnos entre comunidades autónomas, deberemos estar atentos al boletín oficial de cada territorio o a los autos del respectivo Tribunal Superior de Justicia para saber lo que está permitido y lo que no. Porque así es este país nuestro, donde el mismo virus deriva en 17 Navidades diferentes.

La única medida que son capaces de consensuar nuestros dirigentes es que vuelva la mascarilla en los exteriores, una medida cuando menos discutible, si luego la gente se la quita en interiores, donde nadie controla. Prueben a entrar a cualquier restaurante y ver cuántas personas tienen la mascarilla puesta mientras no ingieren comida o bebida, que es lo que tocaría. Y no hablemos ya de discotecas o locales de ocio nocturno. Pero nos pondremos la mascarilla en la calle, como ciudadanos obedientes.

Dependiendo de dónde pase uno estas Navidades, tendrá la suerte de sentarse con un numero determinado de comensales a la mesa (en algunas comunidades 10, en otras seis, en otras ya lo decidirán el mismo día que usted haya quedado); podrá encontrar la restauración cerrada a diferentes horas; tendrá toque de queda o no por la noche; habrá cotillón de Nochevieja o no; podrá disfrutar de la magia de la cabalgata de reyes con sus hijos o no… Porque nada acordaron el presidente del Gobierno y los presidentes autonómicos, expertos en pasarse la patata caliente. Por jerarquía, es obvio que a Sánchez le corresponde la mayor cuota de responsabilidad en este galimatías, pero el presidente nacional dimitió hace tiempo de liderar la lucha contra la pandemia, para evitar más desgaste. Los presidentes autonómicos tampoco se quedan a la zaga, más pendientes de la brega política que de ponérselo fácil a los ciudadanos.

Aunque, por otra parte, que haya 17 Navidades diferentes tampoco debería extrañarnos en un país en el que hay otros tantos sistemas sanitarios diferentes y en el que uno es considerado como ‘desplazado’ cuando tiene que acudir a un centro sanitario fuera de la comunidad donde reside; o 17 regímenes fiscales distintos, porque dependiendo del territorio se pagará más o menos impuesto de transmisiones, de patrimonio, de sucesiones o de donaciones, o le retendrán más o menos en el tramo autonómico del IRPF; o tendrá más o menos ayudas en materia educativa para sus hijos; o pagará más caro o más barato la gasolina… Y así un sinfín de desigualdades.

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