Al votante socialdemócrata moderado se le crea una duda de calado al observar la deriva radical del sanchismo y su frenesí por aplicar políticas comunistas y secesionistas.
La facción de un partido que al alcanzar el gobierno decide que sus socios prioritarios son los que anhelan las denostadas políticas comunistas y las formaciones que predican la división de la unidad de España, se abraza impúdicamente a la radicalidad. Deja fuera de su ideología a la mayor parte de sus votantes.
Los socios prioritarios del gobierno mantienen una postura pública e indisimulada en la que sus objetivos más importantes van orientados a limitar las acciones de gobierno que llevan a la promoción de la clase media y a la potenciación del estado de bienestar. Chocan frontalmente con el proyecto de país que ha llevado a España a su mayor etapa de paz en libertad y se entregan a la aplicación de políticas apadrinadas por populismos trasnochados y a la deriva separatista. Por otro lado, si analizamos las acciones que directa o indirectamente empobrecen a los ciudadanos de a pie observamos que las han activado todas.
Los ciudadanos observan con preocupación cómo aumenta la inseguridad ciudadana, la inflación, la quiebra de la seguridad social y el incremento insoportable de las tarifas energéticas.
El pueblo está atónito con el depravado gasto improductivo y clientelar y el desbocado gasto corriente a costa de políticas de impuestos claramente confiscatorios para la clase media.
Se puede presentar como se quiera, pero el gobierno está entregado a políticas reaccionarias y radicales al adoptar como propias las doctrinas de quienes pretenden imponer su orden político, social, científico y moral.
No todos los territorios con lengua y cultura propios desarrollan políticas que generan déficit de jueces, magistrados y sanitarios. La penúltima, desde plataformas bien engrasadas por los que quieren destruir España, han señalado a profesionales sanitarios, bien formados e integrados en sus organizaciones por no tener acreditado el nivel de catalán, cuestionando la calidad de su asistencia.
Otegui y Rufián, son sus apoyos más firmes. Los socios a los que ha vinculado su apuesta de futuro. Quien ha definido la situación con mayor claridad es la vicepresidenta Díaz, quien ha reconocido esta semana, que a la izquierda del PSOE solo queda la marginalidad.
Un partido socialdemócrata puede gobernar como socio minoritario sin tener que traicionar su doctrina programática y debilitar la estructura de país. Los atajos a costa del bien común no pueden salir gratis. Las consultas demoscópicas apuntan en este sentido. Buen finde.