Una vez más, este gobierno tiene en la palestra el debate sobre el pasaporte Covid, y, en el momento en el que se acercan las fiestas navideñas, más que nunca se pone en tela de juicio lo que para algunos debería de ser obligatorio, pero no para todos.
Pero, ¿qué ocurre si un empleado de hostelería o personal sanitario no quiere presentar su pasaporte porque no quiera vacunarse?; ¿habría que despedirlo? Esto es inconstitucional, según los juristas de nuestro país, puesto que no se puede obligar a una persona a que se vacune si no quiere hacerlo.
No obstante, parece que estamos ante la sexta ola, y nuestros dirigentes insisten que es responsabilidad de los no vacunados, aunque en los hospitales también hay muchos casos de personas vacunadas que han vuelto a contraer el virus.
Además, el debate se amplía con las nuevas cepas, que parece ser que hacen que la vacuna no ayude a no contagiarse. Por tanto, el debate está servido: ¿qué parte de razón tienen nuestros dirigentes para obligarnos y formar una guerra silenciosa entre los vacunados y los no vacunados?
Ahora los no vacunados son apestados que los vacunados no entienden, pero, ¿qué hay de aquellas personas que, tras hacerse analíticas completas, tienen anticuerpos superiores a los que proporciona cualquiera de las vacunas? ¿Deben vacunarse también?¿Habría alguna forma de gestionar este tema de otra manera?
La realidad es que, a día de hoy, por si fuera poco tener que superar la gran crisis en la que estamos sumidos, este debate está en nuestras calles y resta importancia al resto.
¿No será una forma de callar a aquellos que quieren hacer ver que detrás de todo esto hay una gran manipulación para no ver lo que realmente hay? ¿Quién nos cuenta la verdad? ¿Quién se atreve a dar el paso para gestionar este complejo momento que vivimos? ¿Una vez más debemos callarnos y hacer caso a nuestros dirigentes, vendando nuestros ojos?
Y para los empresarios, una vez más, el debate está servido; ¿qué hacemos con los empleados que no quieran vacunarse? ¿Despedirlos? Si esa persona ha pasado el Covid y tiene anticuerpos, y lo demuestra a través de sus analíticas, ¿la despedimos por no tener el pasaporte?
El debate está servido, y además es de difícil resolución, porque no podemos avanzar claramente por no haber una clara solución.
¿Finalmente tendremos que claudicar todos? ¿Habrá que aceptarlo como lo están haciendo otros países?
No es sencilla la respuesta, pero sí es necesario aceptar que nadie tiene la verdad absoluta, ni la razón, en algo que, a mi modo de ver, deja muchas dudas sobre la mesa y un sinfín de incongruencias sobre el tapete.
En unos días veremos la resolución que nuestros gobiernos adoptan ante estas decisiones que como dirigentes deberán tomar.
Si (
No(
