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Un Talent Show

martes 23 de noviembre de 2021, 06:00h

Quien está llamado a desalojar del gobierno a quien ha hecho de la mentira una forma de hacer política no va mucho más allá que el propio premier Sánchez. Quizás no miente, pero es especialista en pegarse tiros en el pie. Para seguir usando barbarismos, hacerse el harakiri.

Su actitud con la Presidente de Madrid, Díaz Ayuso, es absolutamente irresponsable y no tiene derecho a mantenerla; lo mismo cabe decir de la Presidente de Madrid. Su obligación, como partido mayoritario de la oposición, es dejar de pelearse por una poltrona, la que sea, y trabajar para los españoles, y, cuando alcancen el poder, no mentirnos.

La señora Diaz Ayuso ya ha demostrado que sabe ganar elecciones; el señor Casado, aún no. Pero, ¿saben?, no creo que el diputado Casado mejore a los viejos y extintos dinosaurios cuyo último ejemplar fue el Registrador de la Propiedad, que no pensionista, Mariano Rajoy.

Quizás influye el hecho de que me haga mayor y lo veo desde otra perspectiva, pues ahora quienes nos gobiernan son más jóvenes que yo, también el Rey Felipe es más joven, y los escucho con otro espíritu crítico, pero a mí me da que cada vez son más flojos y mediocres quienes se van a Madrid a hacer de la política una forma de vida en lugar de un paréntesis o accidente en una vida profesional. La que sea.

La gran suerte de este país es que estamos en la Unión Europea y eso nos permite seguir de pie; de lo contrario, y con la peseta que sería devaluada cada dos por tres, seríamos infinitamente más pobres. Ahora no somos tan pobres, pero debemos infinitamente más de lo que podemos amortizar. Veremos la paciencia de nuestros acreedores.

El otro día, la señora Díaz Ayuso, que para mí es toda una señora, decía, en relación al premier Sánchez, que no le parece un caballero, que cuando te habla sabes que te está mintiendo. No pasó nada. Si alguien dice eso de mí, en público o privado, le reconvengo y le exijo la retirada de sus palabras, o le advierto de la correspondiente acción legal. El premier no dijo ni mu, hasta donde yo sé.

De la mentira no se puede hacer una forma de vida. Los ciudadanos tenemos derechos; aunque el señor Sánchez no lo crea y nos desprecie, tenemos derechos. Nunca se había confundido tanto el ejecutivo con el legislativo y la legislación por Real decreto. Se hace lo que dice el señor Sánchez al dictado, ya que el señor Casado está en otras cosas, pues, a buen seguro, todos los que le rodean ambicionan su silla y se consideran mejores que el propio Casado, que se ve obligado a defender el trono (Esto último es ficción, pues no tengo información).

Aquí, la gran decisión a tomar es si somos un país serio o no. Eso lo debemos decidir los ciudadanos, pues incluso Italia, que es Italia, reflexionó y nombró presidente, probablemente, a su personaje más prestigioso, si excluimos futbolistas. Nosotros seguimos discutiendo a diario bobadas y estupideces, como si no tuviéramos problemas.

No tengo claro que la solución sea cambiar a Casado por Sánchez. Creo que lo adecuado sería la solución a la italiana, buscar un español de prestigio, que los hay, muchos y buenos, y mediante un gobierno de concentración nacional sacar esto adelante, entre todos, en un acto de patriotismo.

Creo que no es momento de mirar hacia el pasado, sino hacia ese oscuro futuro que se avecina, y para ello debes ahorrar y prescindir del gasto superfluo que pueda haber, como hacemos todos en nuestros hogares, apretar el culo y remar todos a una si queremos dejar una nación digna a las próximas generaciones.

El Presidente Kennedy, desgraciadamente asesinado, pues creo que hubiese marcado una época en el mundo, dijo lo mismo que les cuento en una gran frase motivadora. “No te preguntes qué puede hacer tu país por ti; pregúntate qué puedes hacer tu por tu país”.

Dejémonos de incentivar el no trabajar, de paguitas a cambio del voto cautivo, y pongámonos a trabajar, que es nuestra obligación, por respeto a nuestros mayores, que se merecen una jubilación digna; por respeto a nuestros hijos, pues merecen cuando nos sucedan recibir un país mejor que el que nos confiaron; y, especialmente, por respeto a nosotros mismos. Como dice el Génesis, en el principio de los tiempos se le impuso al hombre trabajar, no como castigo por el pecado original, sino para dignificarlo.

Efectivamente no es un talent show. Hagámoslo.

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