El equipo español dominó la primera mitad de la prueba llegando a los 250 metros con dos décimas de ventaja sobre los germanos pero estos reaccionaron a partir de ese momento y rebasaron a los españoles apenas recorridos otros 50 metros.
Una ventaja que mantuvieron entonces los alemanes hasta el final de la prueba y que les permitió hacerse con el oro con un tiempo de 1:22.219.
Los españoles quedaron a 22 décimas, mientras que los eslovacos, terceros,entraron a 1'3 segundos de los nuevos campeones olímpicos.
Walz suma así su segunda medalla olímpica en al potente K4 500 español, una plata que da continuidad al oro en K1 1000 metros de Río 2016.