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Estamos a la mitad

martes 06 de julio de 2021, 08:00h

Ahora empieza la época de las inauguraciones, de poner últimas piedras y de pasar revista a la hoja de servicios de los diferentes gobiernos, tanto autonómicos como municipales.

Es cierto que toda esta legislatura se verá condicionada por la pandemia y que esta misma ha impedido, por una parte, los ingresos públicos, y, por otra, la ejecución de determinadas actuaciones de carácter público. La verdad es que lo único que ha crecido hasta límites insoportables son el endeudamiento y el gasto público.

Nos hemos endeudado no para crear riqueza, sino para pagar ayudas y subsidios, y eso, si se hace en una economía doméstica, se va a la quiebra segura, y si se hace en una administración, pues acaba pasando lo mismo, salvo que partamos de la base de que la deuda no hay que devolverla. No sé qué pensará de ello nuestro acreedor de turno. O, por otra parte, no sé qué pensarán de ello nuestros tataranietos cuando paguen los plazos que les hemos dejado.

Disiento de la opinión mayoritaria de que los políticos están bien pagados. Creo que con el nivel de responsabilidad que tienen deberían estar mucho mejor pagados, pero, a la vez, deberían acabarse las prebendas que existen en determinados cargos, como son la paga de ex ministro, la pensión máxima a los diputados con muy pocos años de cotización, y demás cosas como estas, que vienen heredadas y a las que nadie se atreve a meter mano.

Resulta absolutamente necesario adelgazar la administración, pero no me refiero a los funcionarios, sino a hechos que tienen que ver con la política. Si el premier Sánchez quiere jamón del bueno en el avión, que lo pague de su bolsillo. 6.000 euros, que no es nada en las macro cifras, en jamón al año pueden dedicarse a otras cuestiones más importantes.

He visto imágenes de ministros y presidentes de la UE ir de su casa al ministerio en transporte público, mientras que aquí van en coche oficial y escolta como si fuesen semidioses. ¿Quién quiere atentar contra un alma de cántaro como Ábalos, ministro del derroche y la mentira? Solo nos falta verle en una foto de verano con camisa de flores y camiseta imperio a juego con sandalias con chanclas. Un ministro que representa a la España más casposa e inculta que Dios sabe dónde andaría de no mamar de la teta del Estado.

La cuenta de resultados de los gobiernos autonómicos y municipales de este pequeño país será absolutamente miserable. Los ciudadanos no seremos más felices, sino que estaremos mucho más tristes; nos habrán empobrecido hasta límites insospechados y, como siempre, los ricos serán más ricos y los pobres, pues serán más pobres.

Ayer estuve en una reunión con representantes del Banco de Alimentos y me dieron la cifra de alimentos de primera necesidad que llevan repartidos en este medio año de 2021. Supera las 660 toneladas. Con ese volumen se da de comer a demasiada gente. La mayoría de ellos no han hecho nada mal, son víctimas de circunstancias y de los gobiernos, son hijos de Dios, como Vd. y como yo.

He escrito en reiteradas ocasiones que la izquierda no sabe gestionar, sino que lo que sabe es prohibir y sancionar. Nunca se habían visto en situación tan frágil nuestros derechos constitucionales como desde que nos gobierna Sánchez. Afortunadamente, en algunas ocasiones, la Justicia, desde su independencia, les ha parado los pies.

Lo han leído bien: la izquierda gobernante, esa tan progre y a favor de los ciudadanos reivindicativos, atentando contra los derechos fundamentales de los ciudadanos. ¿No será que esa izquierda que nos gobierna es más facha que nadie?

El otro día, un padre, en redes sociales, planteaba una cuestión que tenía su miga y que dejo abierta: la sanidad pública paga la operación de cambio de sexo con implantación de pene a un ciudadano, pero no paga las gafas de miopía a su hijo…

Si por el párrafo anterior me ponen alguna etiqueta, ya les anuncio que me da igual. Sé cómo pienso y me da igual que alguien a quien no tengo el placer de conocer me califique. Eso dice, evidentemente, más de él que de mí. Pero ahora que vienen unos tiempos de escasez, quizás deberíamos replantearnos rebajar el gasto público y suprimir, por ejemplo, el parque móvil público, que es el más numeroso del mundo.

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