"Se elaboraron siete prioridades para el turismo, que ahora se remitirán a la Comisión Europea (CE), al Parlamento Europeo y a la Presidencia del Consejo de la Unión Europea (UE)", indica la nota.
Los participantes en esta iniciativa son Alemania, Austria, Bulgaria, Croacia, Chipre, Dinamarca, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Italia, Malta y Portugal, precisa.
En opinión de los ministros de turismo de esas naciones, el documento comunitario "debería implantarse de forma sencilla y fácil de usar, con un código QR uniforme".
Entre otros, exigen que los certificados reciban un trato igualitario y que no supongan una discriminación. Es decir, que permitan también viajar a quienes no están vacunados pero han dado negativo en un test de covid o han desarrollado defensas contra el coronavirus por haber tenido la enfermedad.
Se trata de evitar que el nuevo documento introduzca de hecho, por la puerta trasera, una especie de vacunación obligatoria.
"El pasaporte verde deberá permitir ver de un vistazo si alguien ha sido vacunado, se ha recuperado (de la covid) o ha sido sometido a pruebas", explica en el comunicado la ministra austríaca de Turismo, la conservadora Elisabeth Köstinger.
El objetivo es introducir el nuevo documento, también llamado "pasaporte (o pase) verde", de forma rápida y lo más uniforme posible a nivel comunitario, pues ello "es una cuestión de supervivencia para el turismo europeo", subraya.
Según la ministra, "desde la facturación en el aeropuerto o el hotel, hasta la visita a un bar de pueblo o a un evento deportivo, el pasaporte verde podrá facilitar muchas cosas".
Eso sí, los estados mantendrán la competencia y libertad de decidir a nivel nacional qué puertas abrirá en su territorio el certificado covid.
Otra exigencia es que los datos sanitarios de los ciudadanos no se guarden en una base de datos centralizada a nivel de la UE, sino sólo en el Estado miembro.