Los cambios de criterio respecto a la vacunación con el preparado de AstraZeneca están contribuyendo muy poco a generar un ambiente de confianza ciudadana en torno a las vacunas contra la Covid. Tras días de dudas y especulaciones, la Agencia Europea del Medicamento concluyó este miércoles que, si bien existía una "posible relación" entre la aparición de trombos y la vacunación con dosis de AstraZeneca, la vacuna anglosueca revestía más beneficios que riesgos y tan sólo le obligada a indicar entre sus efectos secundarios la posibilidad "muy rara" de aparición de coágulos.
El dictamen del máximo organismo regulador en materia de fármacos en Europa desencadenó una serie de decisiones en los diferentes estados que no sólo no han discurrido en la misma dirección, sino que han contribuido a aumentar el desconcierto entre la población. En España, por ejemplo, el Consejo Interterritorial de Salud determinó, en primera instancia, que el suero de AstraZeneca sólo se administre a la población de 60 a 65 años; el Consejo de Salud extendió después la vacunación con este preparado hasta los de 69 años, pero dejó pendiente qué pasa con aquellos que están a la espera de recibir la segunda dosis.
Otros países han actuado de forma opuesta, como por ejemplo Reino Unido, cuya agencia del medicamento ha excluido de esta vacuna a los menores de 30 años, a quienes se les ofrecerá un suero alternativo.
Los efectos secundarios de la vacuna de AstraZeneca han sido realmente escasos: 222 casos de un total de 34 millones de ciudadanos vacunados. Aún así, la polémica desatada ha ido in crescendo y la ceremonia de la confusión provocada por las propias autoridades adoptando decisiones a veces contradictorias -hace unas semanas en España esta vacuna sólo se administraba a los ciudadanos menores de 55 años- ha contribuido sobre manera al desconcierto de la ciudadanía.
El ritmo de vacunación en Europa y, por extensión, en España es manifiestamente mejorable. No es momento para instalar dudas entre la población y generar que muchos opten por no vacunarse ante el cúmulo de opiniones enfrentadas y cambios radicales de guión que protagonizan los responsables políticos. Es momento de aunar esfuerzos y dedicar todos los recursos a la obtención de dosis de todas las vacunas que han demostrado que su administración frena la propagación del virus. Las que sean. Espejos donde mirarse son países tan diferentes como Israel, Reino Unido, Estados Unidos, Chile o Serbia. Mientras Europa pierde tiempo en polémicas y guerras donde el aspecto comercial no es ajeno, todos estos países superan de largo al Viejo Continente.