Esta semana fue el 23 F, ese día que para los que tenemos más de 40 está muy marcado en la mente. Lo recuerdo como si fuera ayer, con los ojos de una niña vasca en plena transición del país. Mi padre estaba fuera trabajando, y mi madre, con dos niños pequeños y hablando por teléfono sin parar.
Recuerdo el miedo de ese día, la tensión en el ambiente, en plena transición, cuando parecía que todo comenzaba a fluir en nuestra España, todo podía volver a cambiar.
Ahora, 40 años después, ¿sabéis lo que más me sorprende? Que mucha gente no sabe de lo que hablamos. Las generaciones más jóvenes no lo estudian, no han oído hablar de cómo era la vida antes, lo cual resulta sorpresivo en nuestra sociedad.
Esto me hace pensar que las familias ya no hablan como antes, no se cuentan las historias, y no se habla del pasado, lo que siempre es un error. No debemos olvidarnos de nuestro pasado, porque conocerlo hace realidad nuestro futuro.
Tener memoria histórica es imprescindible para ser objetivo en el presente y en el futuro. En ocasiones, pensamos que estamos peor que nunca, que cualquier tiempo pasado fue mejor, y que la situación que vivimos ahora es horrible. Y es cierto que el momento actual es complicado, pero, ¿hasta qué nivel?
Aconsejo a mis queridos lectores que lean libros de historia de España, de la transición española, del siglo pasado o de la Edad Media. Si tenemos la capacidad de ver las cosas con perspectiva, nuestra realidad actual cambia, nos ayuda a desdramatizar situaciones y a tener una mente más positiva.
A los más jóvenes os aconsejo hablar con vuestros abuelos, preguntarles cómo vivieron su juventud y cómo lo hicieron sus padres o abuelos. A ellos les encantará contarlo, pero lo más importante es que a ti te ayudará mucho saberlo.
Conocer nuestro pasado nos ayuda a conocernos a nosotros mismos, porque nuestros ancestros son parte de nosotros y nuestra historia no se escribirá correctamente sin la suya.
El 23 de febrero de 1981 debe de estar en la mente de todos los españoles para evitar repetir los errores cometidos. Sin embargo, en la actualidad, parece que nuestros políticos han olvidado y han perdido esa memoria histórica. Esto no supone estar continuamente removiendo el pasado, como algunos de nuestros dirigentes se empeñan en hacer. El concepto de la memoria histórica debe de ser otro, debe ayudarnos a estar mejor en la actualidad y a luchar para tener un futuro mejor.
A los padres que estáis leyendo este artículo, no olvidéis sentaros con vuestros hijos y contarles las historias de vuestra vida, las historias de España, las historias del mundo, y así aprenderán a ver la vida con otra visión distinta.
Dejar los móviles fuera de la mesa, intentar comer y cenar con vuestros hijos, y aprovechar todos los ratitos para contarles las historias de la familia y de la vida en general.
¿Os parece que comencemos hoy mismo?