OPINION

Efecto desplazamiento y efecto aplastamiento

José A. García Bustos | Sábado 26 de diciembre de 2020

El gobierno de Pedro Sánchez ha elegido a la gran empresa como socio estratégico para invertir los 75 mil millones de euros que obtendrá del plan de recuperación europeo.

Está previsto que los fondos de recuperación europeos se desembolsen entre 2021 y 2026 y se dividan aproximadamente a partes iguales entre subvenciones y préstamos.

El reparto del pastel esperado por sectores hace pensar que existen pymes, lejos de holdings empresariales, con grandes opciones de aportar su know-how: Educación (17.600 millones), Modernización turística e industrial (17.100 millones) y Ciencia, innovación y salud (16.500 millones). Todo lo que apunta a seguir la hoja de ruta del Gran Reseteo: digitalización en todos los sectores y aplicación masiva de la tecnología 5G.

El tamaño no debería ser un criterio discriminador. Basta echar un vistazo en parques empresariales, clústeres o polígonos industriales para detectar pequeñas empresas y start-ups que, sin haber conseguido aún el volumen deseado y estando en riesgo de desaparecer por la crisis económica actual, poseen gran conocimiento para aportar a las inversiones estatales.

El gobierno pretende que el 40% de las inversiones se subcontraten a pymes. El peligro que aquí subyace es olvidarse de que las grandes empresas forman parte de grupos empresariales en los que se encuentran pymes participadas por ellas o también podrían beneficiar a aquellas con las que tienen una estrecha relación comercial. Al final, todo quedará en casa. Pero, lo que es peor, los proyectos que el Estado va a pasar a financiar con fondos europeos son los que iban a desarrollar las grandes empresas, en cualquier caso.

Los grandes beneficiarios de estos fondos, vitales para el país, serán las empresas del Ibex-35, justamente las que mayor capacidad de financiación tienen y los perjudicados serán los de siempre, pequeños empresarios que se encuentran en la cuerda floja.

En economía, se dice que tiene lugar un efecto desplazamiento o crowding out cuando el gasto del sector público ocupa el lugar que hubiera tocado al sector privado. En este caso, los fondos que, en cualquier caso, iban a ser destinados a esas inversiones, se queda en la tesorería de las grandes empresas (o dejan de incurrir en deuda) porque el Estado les va a dar el dinero que reciba de Europa.

Muchas pymes, sin embargo, van a sufrir un efecto aplastamiento porque van a desaparecer machacadas al no poder optar a los fondos de recuperación europeos por razón de su tamaño y no de su valía y conocimiento. Ya lo dice el nombre: solo unas se van a recuperar del mazazo que ha supuesto la pandemia.

Podría pensarse que las inversiones van a aumentar la capacidad productiva de todos, incluidas las pequeñas empresas pero para cuando estén implementadas, muchas habrán quedado por el camino.

Mi reconocimiento a las pymes y a los pequeños empresarios y emprendedores que, aun asumiendo riesgos al iniciar su negocio y previendo las amenazas que podrían encontrar por el camino, nunca se hubieran imaginado vivir un año como este que finaliza.

A la lista de héroes sin capa que conocemos (personal sanitario, docente o policía) añado uno que pasa inadvertido: quien regenta un pequeño negocio y no duerme pensando en cómo va a llegar al mes que viene y cómo va a pagar las nóminas de sus empleados

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