Ya llevamos años oyendo hablar de este concepto de adolescentes y no tan jovencitos, que tenemos en casa y no quieren hacer nada, ni trabajar, ni estudiar, que a esa edad sería su verdadero trabajo.
Y ahora, más que nunca, los padres comienzan a encontrarse con este problema en los hogares.
En una sociedad en la que es complicado hablar de futuro, de oportunidades y de crecimiento personal, hacerle ver a un adolescente que debe formarse, estudiar o trabajar, es tarea dificultosa.
Muchos padres me preguntan cuál es el camino a seguir, y yo siempre les digo que el primer paso es acudir a los expertos, psicólogos, terapeutas e incluso abogados especializados en la materia, para estar informados de las herramientas de las que disponen para poder trabajar con sus hijos.
Sin embargo, siempre me surge una pregunta: ¿ese adolescente, qué clase de valores tiene? ¿Se ha cultivado en la Fe, la esperanza, de conseguir un mundo mejor, la capacidad de sacrificio y de dedicación?
En muchos casos, no ocurre así, y esos jóvenes llegan a la edad de la pubertad sin unas bases bien establecidas, sin unas creencias donde ampararse, y sin Fe en el universo y en la vida.
Y, queridos lectores, cuando la Fe desaparece de nuestras vidas, poco podemos hacer. La negatividad de esta sociedad actual que se tambalea les arrastrará a la incertidumbre y se ahogarán en un futuro incierto que les atrapará para no soltarlos más.
Es fundamental que en los primeros años de vida de los pequeños duendes de la casa, se les eduque en la FE del universo, de la vida y de la posibilidad de crear una vida mejor, o, de lo contrario, carecerán de herramientas para ser personas con Alma y situarse en la vida coherentemente.
Sé que no es tarea fácil, sino todo lo contrario, pero depende de nosotros el crear el futuro de nuestros hijos, porque si ahora nos parece complicado, después será un calvario tener unos hijos muertos en vida y perdidos día y noche.
Ellos tienen en sus manos ser personas felices; nuestro trabajo solo es marcarles el camino. ¿Creen que merece la pena hacerlo? .
Las cartas están en sus manos; elijan la mejor partida para los que tanto aman y para ustedes mismos.