CINE

Nayra Sanz Fuentes compite con Derivas en la Sección Oficial del Festival ZINEBI

de Documental y Cortometraje de Bilbao

Domingo 15 de noviembre de 2020

La cineasta canaria Nayra Sanz Fuentes compite con Derivas en la Sección Oficial de la 62ª edición del Festival de Documental y Cortometraje de Bilbao - ZINEBI. La première internacional de la película tendrá lugar en el prestigioso certamen internacional este 15 de noviembre. Nayra es una directora de referencia en este festival, donde también ha competido en ediciones anteriores con sus trabajos Sub Terrae y Selfie.

Estos dos cortometrajes, junto a otro de sus proyectos, En esas tierras, han seguido un brillante recorrido por certámenes internacionales. La originalidad de su enfoque tiene que ver con el hecho de que los tres, junto a Derivas, se relacionan entre sí por su acercamiento formal y su coherencia temática. Todos ellos conforman la serie Distopías alcanzadas.

En estos films la directora ha querido acercarse con su mirada cinematográfica "a espacios abiertos y públicos en los que he podido reflexionar sobre temas temporales como los límites entre la vida y la muerte, la conformación histórica y presente de nuestras (no) identidades, el choque entre una sociedad egotista y otra omnisciente y la deriva que implican unas profesiones milenarias frente a otras contemporáneas".Derivas es una producción de la productora canaria Rinoceronte Films, que cuenta con la dirección de fotografía del cineasta Víctor Moreno y la postproducción de sonido del estudio La Bocina. La distribución de la película corre a cargo de Marvin & Wayne.

Nayra Sanz Fuentes

Derivas surge tras reflexionar sobre la visión que Pasolini tenía del capitalismo: cuando el consumo se ha instaurado en nuestras sociedades como un sistema ideológico, la posibilidad de retornar a ciertas actitudes sociales de conciencia y de comunidad se hacen prácticamente imposibles.

Con este proyecto he querido mostrar dos mundos que confluyen en un mismo espacio y que, a nivel global, son muy reconocibles dentro de nuestra realidad contemporánea: el de la gente local que ha visto como su economía se transforma alejándoles del sentido de origen de su pueblo, y el de los turistas, que transitan por lugares de forma superficial, sin llegar a habitarlos. Dos realidades que coexisten y en las que he pretendido presentar, no tanto estados melancólicos o de añoranza de «otro tiempo mejor», sino una estructura social que ya no busca construir «buenos ciudadanos», sino más bien buenos vendedores y consumidores.

Así, este sistema de realidad provoca un estado singular, una suerte de deriva, como un transitar a través de un flujo de energía que arrebata la conciencia del propósito primero de las cosas más que como un deambular sin rumbo fijo: escuchar megáfonos de parques de atracciones en un espacio de gran riqueza natural; preparar pan industrial en un entorno donde el tiempo es dilatado; comer pescado congelado de un continente lejano en un pueblo de pescadores… Gente local y turistas abocados a un tiempo confuso y contradictorio en el que lo que se buscaba y ofrecía en el imaginario ha sido sustituido por sucedáneos, parches ilusorios que, sin embargo, nos hacen creer que la experiencia vivida es singular, auténtica y genuina, siempre de la mano, eso sí, de códigos de acción cuyos fines principales son los del recurrente consumo.

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