Siempre alguien sale favorecido de las crisis. En esta que nos ocupa y preocupa, los fabricantes de mascarillas y de líquido hidroalcohólico y las empresas de alarmas están disfrutando de su época dorada. Pues existe otro sector que puede aprovechar la coyuntura: las webs y aplicaciones de contactos.
Y eso que su oportunidad ya surgió hace unos años.
Antaño, la manera paradigmática de ligar era en la discoteca: un roce por aquí, una mano ligerita por allá, un “¿Nos conocemos de algo?”... lo que fuera para romper el hielo y ver si la otra parte estaba mínimamente predispuesta. Pero llegó un día que hacer eso le podía acarrear a uno ser detenido por acoso. Surgió el debate de qué era el consentimiento de la ‘víctima’ y de si este beneplácito tenía que darse ‘hasta el final’ o no. En pocas palabras, ante la duda, mejor abstenerse e intentar ‘entrar’ de otra manera, que no es plato de gusto pasarse una noche en el calabozo.
Pues ahora, con los confinamientos, las medidas de alejamiento social y el cierre de locales de ocio nocturno ¡ya me dirán ustedes cómo se puede ligar! El 80% de las oportunidades se han cerrado. Y más teniendo en cuenta que se tiene que estar casi todo el tiempo con la mascarilla puesta, y eso de establecer una conversación ‘animosa’ con una persona sin conocer la faz del susodicho o susodicha, es una operación de riesgo. Por mucho que la belleza esté en el interior, a quien más quien menos le gusta saber si el de delante lleva barba o tiene dientes.
Así es que, bueno, en la era en que todo menos las necesidades vitales se pueden hacer virtualmente, las plataformas de contacto, o dicho de otra manera, las webs para ligar, son una manera sucedánea de encontrar a una persona con la que intentar entablar una relación de amistad virtual o lo que surja virtual. Porque, con el escenario que estamos a las puertas de repetir, puede que el contacto físico tenga que esperar. Mientras tanto, a falta de un colega de idilio, siempre queda la opción del amor propio, que siempre es recomendable llevar a cabo.