OPINION

Chipre: división o reunificación

Emilio Arteaga | Martes 13 de octubre de 2020
Las elecciones presidenciales de la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre (RTNC), solo reconocida por Turquía, de este domingo han dado un resultado mucho más ajustado de lo previsto, entre el primer ministro Ersin Tatar, de la derecha nacionalista, favorito de Erdogan y partidario de una solución de dos estados independientes en la isla y el actual presidente Mustafá Akinci, progresista socialdemócrata y defensor de la reunificación de Chipre en un solo estado binacional.
Las encuestas previas otorgaban una ventaja considerable a Tatar que finalmente no se ha confirmado, ya que ha obtenido el 32,3 % de los votos por el 29,8 % de Akinci, apenas un 2,5 % de diferencia a pesar de la injerencia permanente de Ankara y de sus maniobras a favor de su candidato como la apertura tras más de 40 años de la playa y barrio de Varosha en Famagusta, que antes de la guerra y división de la isla era el principal centro turístico de Chipre. Los resultados obligan a una segunda vuelta en la que ya solo se presentarán ellos dos y de cuyos resultados depende que el futuro de la RTNC se oriente hacia una independencia puente para convertirse en provincia turca o hacia una reunificación con la parte grecochipriota y formar parte de la Unión Europea.
Turquía y sobre todo su presidente Erdogán es partidaria de la división definitiva de la isla, lo que le supondría extender su soberanía marítima hasta Chipre y controlar una inmensa zona del Mediterráneo oriental con importantes consecuencias estratégicas y económicas, pero no necesariamente en beneficio de los turcochipriotas. De hecho hay entre estos cada vez más rechazo a la continua injerencia de Turquía en sus asuntos y una percepción creciente de que sus intereses y los de la madre patria turca no son necesariamente coincidentes, sino incluso contrapuestos.
Por desgracia tampoco la UE ha sido capaz de articular una oferta atractiva para los turcochipriotas, como ya es habitual en su inane política exterior, aunque legalmente, en tanto que la división de Chipre no está reconocida internacionalmente y es un país miembro de la unión, deberían ser considerados ciudadanos europeos de pleno derecho.
El resultado de la segunda vuelta de las elecciones dependerá del apoyo que los partidos perdedores en la primera den a cada uno de los candidatos. Tatar tendrá sin duda el del partido de los “colonos”, ciudadanos turcos enviados a repoblar zonas de la isla despobladas tras la recolocación de la población griega a la zona grecochipriota y también probablemente el de los pequeños partidos de derechas, poco más del 15 % de los votos en total, además de todo el soporte de la maquinaria propagandística turca. Akinci debería tener el del partido socialdemócrata, un 21 % de votos. Todo queda por tanto muy abierto y el resultado puede depender de pocos miles de votos.
El resultado final en último término será la expresión de cual sea la pulsión predominante entre la población turcochipriota, bien la separación definitiva de los grecochipriotas, que implica también la separación de la UE y la dependencia total, con vistas a una futura integración, de Turquía, bien la opción de la negociación de la reunificación con los grecochipriotas en un solo Chipre y con ello su ingreso efectivo en la Unión Europea.

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