“A mi señal, ira y fuego”, y en versión inglesa, “A mi señal, desencadenad el infierno”, le ordena Maximus, Gladiator, a su tribuno Quintus. Y en ello está el tándem Sánchez-Iglesias. El objetivo es meridianamente diáfano; romper la España de la Transición monárquica e instalar esa Tercera República soñada, en su huida, por Azaña. Esta vez aderezada con un nuevo orden mundial, con la ideología de género como nueva religión, la ocupación de todos los poderes por el Estado y, naturalmente, una cristiano fobia como gallardete de toda su acción política.
El método no se aleja en exceso del Decálogo del joven socialista de por allá 1934; movilizaciones, marchas, manifestaciones constantes, hacer uso de la autoridad moral como falso emblema del socialismo, ausencia de democracia interna, socialismo o caos, la discrepancia está castigada. Quién se mueve no sale en la foto. Y el jefe, intocable, para lo cual siempre habrá un Illa del cual echar mano como parapeto y tentetieso.
Gobernar con la agenda 2030 en la mano, es como hacerlo con el libro rojo de Mao. Ecologismo, feminismo, globalización y nacionalización son los instrumentos reflejados en esa agenda. A fin de cuentas, de lo que se trata es de acabar con la clase media española, primero amordazándola por decreto, luego oprimiendo su crecimiento personal, acto seguido ubicándola en una jaula de falso oro y, por fin, alimentando su división removiendo el odio. Gobernar para el social comunismo, no es prestar servicio al bien común, sino hacer uso del poder con un fin personal. Sánchez, Iglesias y su comitiva están infectados de ese síndrome que surge cuando el poder no se encamina hacia el interés general. Los excesos en tal estado de infección se extienden por todos los órdenes. Las palabras pierden su primigenio sentido siendo usadas a conveniencia; democracia, libertad, derechos, intimidad, ya no son tales recubiertos por un apasionado beneficio personal. Ya no se gobierna, se detenta el poder y la ley se manipula a conveniencia. Todos los regímenes comunistas obran iguales; Morales, Chaves, Correa, Kirchner, Ortega, Castro…, cambiaron sus normas para intentar prolongarse indefinidamente en el poder. Y ahora, Sánchez, les copia con la ley orgánica del poder judicial. Cambiar las reglas de juego iniciado el partido es un síntoma claro de la contaminación con ese síndrome. Como lo es el echar mano constantemente del Decreto Ley o vetar con su mayoría comisiones de investigación de partidos o miembros afectos al gobierno. Ese ricino lo aplicaban a los otros, pero, ellos, ni mentarlo. Es la democracia a la carta típica de los regímenes totalitarios.
El camino hacia el empobrecimiento de esa clase media está dibujado; mayor presión fiscal, eliminación de oasis fiscales y apropiación del pensamiento libre. Lo primero está ahí, a la vuelta de la esquina; más IVA, más Renta, menos deducciones y más gasto público corriente, nada de inversión. Lo segundo tiene un nombre, Madrid. El gobierno social comunista no soporta que Madrid esté siendo gobernada por la derecha desde hace lustros y, además, sea el motor del PIB de la nación. Por lo tanto, equiparación de impuestos al alza, eliminación de bonificaciones fiscales como en Sucesiones o en Patrimonio, es decir, pulverización de la competencia “desleal”. Y el último toque, la enseñanza como medio de ilustración del ciudadano. El Estado es dueño de almas y conciencias, inteligencias y voluntades. Es el padrecito Estado el que debe dominarlo todo, incluso la libertad de pensamiento o la libertad de elección. No puede haber otra opción que lo público, sea sanidad, sea enseñanza, sea el medio de trasporte e incluso los planes de pensiones particulares. Y cuando aluden a una equiparación fiscal con los países de nuestro entorno, ― lagarto, lagarto ―, lo hacen silenciado que la sanidad privada está exenta de IVA en tales países y la educación en la mayoría de ellos.
La pendiente cuesta abajo comenzó un 8-M, siguió con el confinamiento, prosiguió con los decretos leyes y los expertos inexistentes, continuó con el levantamiento del aislamiento, el “disfrutad” españoles que me voy a Doñana y, en la actualidad, gozamos de los resultados de la “gobernanza” que nos ha colocado en el top five de los países con más infectados por cada cien mil habitantes. Sin embargo, no hay motivo de preocupación. El déficit solamente será del 12%, la tasa de paro del 17%, la deuda del 120% del PIB y la temporada turística igual es positiva. Naturalmente, todo ello es puramente “indicativo” ya que, para Hacienda los presupuestos se elaboran bajo el “principio de prudencia”, y sin reglas fiscales. Es decir, para la ministra Montero “las tasas de déficit de referencia” no serán fijas, sino orientativas. O sea, que van a hacer con las cuentas lo que su síndrome de poder les impulse. Es el camino del Calvario que nos está preparando el tándem Sánchez-Iglesias, que desemboca en ese “infierno” que han desencadenado, a pesar de ser dos ateos. Eso sí, Sánchez comulga con la última encíclica, la cual, sin duda, leyó detenidamente durante el domingo, para poder opinar el lunes. Vamos, que ha estado nuevamente “cumbre”. Lástima que no haya leído; “el patriotismo es la pertenencia a una tierra, a una historia, a una cultura... y esto es identidad”. También es del papa Francisco.