OPINION

Me quedo con Zapatero

Jaime Orfila | Sábado 26 de septiembre de 2020

La actualidad de esta semana, por desgracia, sigue marcada por la pandemia del COVID. Las incidencias acumuladas obligan a una atención expresa a su evolución. Las tendencias están marcando hacia costosas restricciones de la movilidad y un poco edificante rifirrafe político.

Sin embargo, hay que reconocer que no es el único tema importante y polémico. Los últimos siete días han estado marcados por los escándalos vinculados al Poder Judicial. La desafortunada rueda de prensa realizada por el prestigioso Teniente Fiscal Navajas ha dejado una onda preocupación en el Ministerio Fiscal. La institución que tiene la obligación de promover la acción de la justicia para defender la legalidad y los derechos de los ciudadanos, actuar en favor del interés público y velar por la independencia de los Tribunales ha dejado hondamente preocupados a los fiscales y patitiesos a los ciudadanos.

No es para menos. No dejó a títere con cabeza. La percepción de que la politización partidista se iba a adueñar de este órgano con el nombramiento de la polémica exministra de Sánchez, Dolores Delgado ha quedado palmaria, una vez más, con su silencio cómplice ante el carpetazo a todas las acusaciones sanitarias contra el gobierno sin consultar al Consejo Fiscal. Las acusaciones públicas intolerables de Navajas a algunos fiscales tampoco permiten mira hacia el otro lado. Como si no hubiera sido suficiente la presunta connivencia de algunos fiscales con Podemos para canalizar determinadas querellas hacia objetivos que les favorecieran en las elecciones. La sombra del descrédito vuela raso sobre la fiscalía.

Volviendo a la pandemia, Madrid está una situación muy difícil. La movilidad es un factor decisivo en la expansión del virus y la capital tiene serias dificultades en este aspecto (carretera/metro/trenes/autobuses/aeropuerto). Hay que reconocer que se han cometido importantes errores. Díaz Ayuso ha sido mal asesorada en muchos momentos, especialmente en la desescalada. Su dedicación y entrega no han sido suficientes para que la gestión de la epidemia en Madrid se pueda considerar buena.

Solo faltaba que ante el gran esfuerzo que están haciendo para controlar la amenaza liderada por un brillante Viceconsejero, el Dr. Zapatero, se tenga que aguantar la peor versión del inefable dúo Illa-Simón poniendo zancadillas.

El pulso entre el gobierno central y el autonómico de Madrid por la pandemia a costa de la salud de los ciudadanos es poco edificante. Madrid había anunciado con antelación una rueda de prensa y adelantado la información de las decisiones que iba a hacer públicas al Ministerio de Sanidad. La respuesta es la contraprogramación mediática de Moncloa al anuncio de Madrid de aumentar las restricciones de forma selectiva a lo que más se parece es a una vendetta al utilizar la información que antes le había comunicado la comunidad.

El gobierno ha pasado del mando único fallido, sin expertos ni gestores, a la oposición política partidista selectiva.

Entre el filósofo Illa y el médico Zapatero, me quedo con Zapatero, Antonio. Será corporativismo, pues será. Buen finde.


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