La creciente inestabilidad en el seno de la Guardia Civil tiene un claro punto de origen: la decisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de cesar, hace apenas unos días, al jefe de la Comandancia de Madrid, el coronel Diego Pérez de los Cobos. El responsable ministerial alegó entonces "pérdida de confianza" en el alto cargo de la Benemérita, y desvinculó la destitución de las investigaciones emprendidas para dilucidar las actuaciones del Gobierno en el seguimiento y control de la epidemia del Covid-19, y en concreto la autorización de la multitudinaria manifestación del 8-M, justo una semana antes de la declaración del estado de alarma.
El teniente general Fernando Santafé, a quien, como en el caso de quien le precedió en esta cadena de reasignaciones jerárquicas, el también teniente general Laurentino Ceña, le queda poco tiempo antes de que se culmine su pase a la reserva, se pondrá ahora al frente del Centro Universitario de la Guardia Civil, y su puesto en la cúpula de mando de la institución será ocupado por el general de División Félix Blázquez, hasta ahora responsable de supervisar la entrada de inmigrantes irregulares en el Estrecho de Gibraltar.
En una nota de prensa, el ministro del Interior ha agradecido la labor desempeñada por el teniente general Santafé como Mando de Operaciones.