Las bebidas no alcohólicas se encarecieron un 4 por cien respecto al mismo mes del año anterior, según los datos de inflación oficiales conocidos esta semana. Para encontrar un incremento interanual de esa proporción hay que retroceder hasta julio y agosto de 2013, cuando se dispararon un 4,4 por cien.
En tasa mensual la subida fue del 1,4 por cien, también algo poco habitual, ya que desde 2007 sólo hay otro mes en el que el repunte fuera superior (octubre de 2019), de acuerdo con la serie histórica del IPC que maneja el Instituto Nacional de Estadística.
"No es normal", corrobora en declaraciones a Efeagro el director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE), Joaquín Maudos, quien apunta al "aumento excepcional de la demanda de algunos productos como consecuencia del confinamiento" como una de las razones detrás de este fenómeno.
FACTORES EN LA OFERTA Y LA DEMANDA
Las menores existencias de fruta y verdura por falta de mano de obra en la recogida de productos del campo y la existencia de cambios en la composición de la cesta de la compra derivados del cierre de la hostelería y el consiguiente repunte del consumo en el hogar han influido en este encarecimiento, de acuerdo con Maudos.
El también catedrático de Economía por la Universitat de València (UV) resalta la existencia de una mayor demanda desde terceros países por las restricciones al comercio -como ejemplo cita los cítricos- como otro "ingrediente" de esta subida de precios en el punto de venta.
El economista catalán Eduard Arriga, especialista en economía agroalimentaria, añade a la ecuación el cierre de los típicos mercadillos ambulantes, lo que también reducía la oferta y la concentraba en el canal supermercado, especialmente en el ámbito del producto fresco.
"Hay un mayor encarecimiento de la fruta y la verdura que de la comida envasada. Ahora optamos más por el fresco", argumenta Arriga a Efeagro en alusión a una tendencia vinculada con cocinar más en casa que en meses anteriores en el marco de la COVID-19.
Si las cifras se analizan por categorías, hay diferencias llamativas que confirman este alza generalizada de los precios: la pizza y la quiche (+5,4 por cien), los cereales para desayuno (+4,1 por cien) y la cerveza rubia (+4,2 por cien) no habían vivido una subida interanual tan alta en ningún mes desde que comenzaran a figurar desglosadas en los registros, en 2018.
La carne de cerdo sube por encima del 8 por cien, algo inédito en este siglo XXI; el azúcar se dispara otro 8 por cien, lo que no se veía desde 2011; la comida para bebé crece un 4,6 por cien y no subía a niveles tan altos desde 2012; el pescado fresco y refrigerado se encarece un 10,5 por cien y hay que remontarse a 2016 para encontrar una cifra superior; y la fruta se incrementa casi un 13 %, lo que no pasaba desde hacía dos años.
HACIA UN FUTURO CON EL PRECIO BAJO EL FOCO
El encarecimiento también se observa en los datos recogidos en el punto de venta por la organización agraria COAG, cuyos datos reflejaban una subida de los alimentos frescos en el punto de venta del 0,9 por cien respecto a marzo.