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Iniciativas para recuperar la normalidad

Viernes 24 de abril de 2020

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, enfriaba este jueves las expectativas generadas tras permitirse unas primeras salidas de los niños durante el estado de alarma. Para Illa, hará falta lograr "más avances" antes de poder levantar el confinamiento y recuperar ciertas actividades. De momento, las cifras de contagios y muertes, aun teniendo una tendencia a mejorar, no son suficientes para esperar grandes cambios a corto plazo.

Mientras tanto, sectores que han quedado suspendidos durante el confinamiento hacen planes para recuperar su actividad lo antes posible, aunque tengan que realizar importantes cambios en lo que eran sus prácticas habituales hace apenas unas semanas. Gimnasios, bares, cines, transportes... Todos ellos tendrán que incorporar novedades para poder funcionar en el futuro inmediato y los ciudadanos también deberán asumir que muchas cosas cambiarán en la vida cotidiana.

Así, mientras unos se oponen radicalmente a aceptar modificaciones -como Ryanair que ya anunciado que se niega a volar con asientos vacíos-, otros sectores avanzan cambios que les permitirán un retorno más rápido a su actividad. Los gimnasios, por ejemplo, han desplegado una amplio abanico de condiciones para incorporar a su vida diaria: reducción de su aforo un 30 por ciento en las salas y un 50 por ciento en los vestuarios, refuerzo en las medidas de higiene y desinfección, distancias de seguridad entre equipos y usuarios, así como protocolos y nuevas normas para asegurar la vuelta a la normalidad de forma progresiva, con la responsabilidad y prudencia que requiere la situación.

De igual manera, bares y restaurantes se han movido para plantear propuestas que, una vez levantado el estado de alarma, les permitan abrir lo antes posible. Los establecimientos proponen iniciar su actividad -tan pronto acabe el confinamiento- procediendo a abrir únicamente las terrazas, en el caso de aquellos que disponen de instalaciones de este tipo. Se trata de espacios abiertos con un nivel de riesgo no superior al de caminar por la calle. De esta forma, dejarían, para una segunda fase de apertura, los espacios interiores que requerirán actuaciones de separación y otras medidas adicionales. Pero podrían abrir desde el primer momento, respetando distancias y generando actividad si, como solicitan, también se les permite ampliar el espacio para sillas y mesas en el exterior.

Todas estas iniciativas merecen ser tenidas en cuenta. Son acertadas pero, sobre todo, demuestran la preocupación de quienes las proponen por acercar a la normalidad una serie de actividades cotidianas que, al menos hasta que haya una vacuna, tendremos que asumir que deberán enfrentarse de otra manera.


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