OPINION

China en cuarentena

Opinión mallorcadiario.com

Jaime Orfila | Sábado 01 de febrero de 2020

El torrente de información sobre la epidemia viral estacional producida por el coronavirus (2019 n-CoV) es incesante, caótica, invasiva, alarmante. Las redes sociales infectan algunos de los temas que tocan tanto o más que la propia contagiosidad de los gérmenes que la producen. La información se produce al momento, fluye sin tregua, sin respiro, sin descanso. No queda espacio para la reflexión. Ni para los periodistas, ni para los lectores, ni refugio real para los incrédulos recalcitrantes.

En cualquier caso, esta epidemia infecciosa e informativa global, va a enfriar la economía china con más intensidad que las propias excentricidades de Trump y su fijación con el crecimiento y la supremacía de la factoría del mundo. En este sentido, no es casual que el gigante asiático se esté comportando con agilidad inusual. Actúe con premura, con intensidad, sin respiro ante una amenaza de salud pública declarada por la OMS como emergencia sanitaria internacional. Es lógico que canalice la incertidumbre, preocupación y miedo en la ciudadanía mundial, de forma proactiva. Lo hace mostrado músculo, dando muestra de una fuerza inhabitual.

Mientras la población está agazapada en sus domicilios y la actividad humana bruscamente ralentizada, el gobierno chino manda mensajes simples pero potentes a su pueblo; a su pueblo y al mundo entero para hacerles ver que se lo ha tomado en serio, muy en serio. Lo hace creando infraestructuras sanitarias de forma explosiva dando a entender que sus esfuerzos para responder a las necesidades del pueblo son sobrehumanos y abriéndose, por primera vez, a la opinión pública y a la comunidad científica es espacios de transparencia no realizados con anterioridad.

El día que se confirma el primer caso de coronavirus en España, coincide, precisamente hoy, día 1 de febrero, con el segundo centenario, de la exaltación por el final de la última gran epidemia europea producida por la peste. Con el alzamiento, hace 200 años, del cordón sanitario que mantuvo la población de Son Servera, Artá y San Llorens aislada por tierra y por mar del resto de la isla. Con la noticia que se había acabado el tsunami de dolor y muerte que había acabado con la vida de la mitad de los ciudadanos. Dos siglos más tarde, se sigue celebrando, este día convertido en festividad local oficial, con ofrenda floral a la escultura del Pastoret incluida y con un reconocimiento al Metge Joan Lliteras, único de los cinco facultativos que atendieron a la población que pudo contarlo.

China se está convirtiendo en un lazareto gigante. En lugar de aislamiento. Algunos países europeos repatrían a sus ciudadanos atrapados en Wuhan. Estados Unidos prohíbe la entrada a los viajeros procedentes de China. Se suspenden vuelos y se cancelación de operaciones de empresas extranjeras. La OMS se ha visto obligada, inevitablemente superada por las informaciones, a declarar la emergencia sanitaria internacional.

Sin embargo, los datos apuntan que dentro de unas semanas, habrá cedido el pico de infectividad de la tercera gran epidemia del siglo XXI sin que pasara desapercibido a la comunidad científica que, en un puñado de días, se ha reconocido el nuevo virus, se hayan descrito los elementos genéticos que lo identifican y se haya desarrollado un test que permite reconocerlo; con un hisopo, aplicando la técnica de biología molecular de reacción en cadena de la polimerasa, la ciencia ha conseguido delatar, en unos pocos segundos al invasor en la faringe de los afectados y facilitar el aislamiento selectivo.

Conocer el origen y las características de un nuevo agente infeccioso es un hecho trepidante. Y la ciencia permite fichar en días, cuando hace unos pocos años, necesitaba décadas y que en la primera mitad del siglo XIX no se conocía la naturaleza de los cuadros infecciosos. A día, de hoy se trata con solvencia, lo que antes era muerte.

China está infectada, el mundo constipado. La amenaza se traslada por tierra, por mar, y por aire. Sin embargo, la velocidad con la que la ciencia da respuesta a los nuevos retos es tan impetuosa y veloz como la inmediatez de la información en las redes. El nivel de la asistencia sanitaria es de un nivel, que miedos aparte, podemos dormir tranquilos. Buen finde.

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