El resultado de las elecciones de la semana pasada en el Reino Unido, parece haber despejado definitivamente la implementación del “brexit” el próximo 31 de enero sin más demora, puesto que tal es la intención manifestada por el primer ministro Boris Johnson, que ha conseguido una mayoría absoluta aplastante en el parlamento y que, por tanto, ya no tendrá ningún problema para que la cámara de los comunes apruebe la decisión definitiva que presente a su consideración, sea esta la que sea.
Otra cosa será cómo quede finalmente la relación con la Unión Europea, pero parece claro que Johnson está dispuesto a salir de la UE como sea el 31 de enero, incluso sin un acuerdo definitivo cerrado y, llegado el caso, desairando y menospreciando a la unión.
Pero las relaciones con la UE y el acuerdo o no acuerdo de salida no es el único problema que va a tener que enfrentar el primer ministro británico. También va a tener serios aprietos en el frente interno, especialmente en Escocia y también en Irlanda del Norte.
La primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, cuyo partido, el independentista Partido Nacional Escocés (SNP en la sigla en inglés) ha ganado en Escocia de una manera arrolladora, consiguiendo el 45 % de los votos y 48 de los 59 escaños que les corresponden, ya ha manifestado que estos resultados demuestran la voluntad de los ciudadanos de permanecer en la UE y que se debe realizar un nuevo referéndum de independencia a finales del año que viene o principios de 2021.
Boris Johnson ha manifestado que no piensa ni siquiera hablar de un segundo referéndum, que una consulta de ese tipo no puede repetirse en una generación y que el resultado fue claro, diez puntos a favor de seguir formando del Reino Unido. En condiciones normales tendría razón, sin embargo las circunstancias actuales distan mucho de ser normales, al contrario, son absolutamente excepcionales y, por tanto, las excepciones son perfectamente lógicas.
En el referéndum de independencia de 2014, los políticos ingleses, y muchos escoceses también, se manifestaron claramente en contra de la independencia y advirtieron a la población escocesa que la separación implicaba la salida de la Unión Europea. El n o a la independencia ganó claramente por cerca de diez puntos de diferencia. En el referéndum del “brexit” de 2016, los escoceses votaron en contra con algo más del 62 % de los votos emitidos, una diferencia contundente y, además, en todas, absolutamente en todas, las regiones escocesas, incluyendo las islas Orcadas y Shetland, ganó el voto contrario a la salida de la UE. Este voto masivamente favorable a seguir en la unión se ha confirmado en estas elecciones parlamentarias, en las que los votos sumados de los partidos contrarios al “brexit” han sumado casi el 73 %.
Así pues, los escoceses, que de una manera clara, mayoritaria y sostenida, se han manifestado por seguir en la UE, ahora se encuentran con que los ingleses, con su abrumadora superioridad demográfica, les imponen la salida, esto es, que por haber votado no a la independencia, pensando en seguir en la UE, ahora se encuentran sin independencia y fuera de la UE. Está claro que el gobierno británico y los ingleses han cambiado las reglas del juego y, por tanto, lo escoceses tienen perfecto derecho a reclamar una segunda votación, teniendo en cuenta estas nuevas condiciones que han impuesto los ingleses.
También en Irlanda del Norte va a tener problemas Boris Johnson. En el referéndum del “brexit”, Irlanda del Norte también votó en contra, con casi un 56 % de los votos emitidos, un resultado no tan contundente como el escocés, pero también muy claro, casi doce puntos de diferencia respecto de los votos favorables a salir de la UE.
Los irlandeses no quieren de nuevo una frontera dura en las dos irlandas, que, además de suponer un desastre económico para muchas explotaciones rurales del Ulster, pondría en peligro los acuerdos del Viernes Santo, que pusieron fin a décadas de guerra civil, con organizaciones terroristas matando desde ambos bandos, republicano y unionista.
Y en estas elecciones se ha repetido el resultado contrario al “brexit”. Los partidos que defienden seguir en la UE han ganado en porcentaje de votos, otra vez con el 55 %, y en escaños a los partidarios de salir, 10 contra 8, pero, además, se ha producido una situación absolutamente nueva, que es que los partidos republicanos, que persiguen la reunificación de la isla, han conseguido por primera vez desde la partición más escaños que los unionistas, debido a la pérdida de dos escaños por parte del Partido Unionista Democrático, feroz e irredento partidario de seguir formando parte del Reino Unido.
Y especialmente significativa ha sido la pérdida del escaño por el distrito de Belfast North por el líder del partido en el parlamento de Londres hasta ahora, Nigel Dodds, escaño que por primera vez ha pasado a manos del Sinn Fein, el partido republicano que fue en su momento el brazo político del IRA, con lo que los partidos partidarios de la reunificación han ganado en tres de los cuatros distritos de Belfast, algo inédito hasta ahora.
En estas circunstancias, ya se han empezado a levantar voces reclamando un referéndum de reunificación con la república de Irlanda. Según como evolucione la situación, a Boris Johnson le puede surgir una nueva demanda de consulta secesionista.
Al final, podría ser que los euroescépticos ingleses, pretendiendo un Reino Unido aislado de Europa y recuperando su plena soberanía en el mundo, consigan un reino desunido, que vaya perdiendo sus partes integrantes a golpes de referéndum, el mismo instrumento que han utilizado para separarse de la UE. Si se da el caso, podría decirse que el del “brexit” habrá sido finalmente un referéndum de independencia de Inglaterra.