El pasado 31 de octubre se cumplieron once años desde que apareció el whitepaper (libro blanco) de bitcoin, es decir, la guía que recoge las ideas básicas para entender un proyecto y los problemas que resuelve.
La tecnología que subyace en el whitepaper es blockchain y representa uno de aquellos cambios que se denominan disruptivos, porque ha venido para cambiarlo todo.
¿Qué aporta esta tecnología para ser tan importante? Pues principalmente, deja rastro de todas las operaciones que se realizan. Para siempre y sin posibilidad de manipularlas. También elimina intermediarios, con lo que ello significa, es decir, reduce de manera importante los costes y elimina la tentación que pudieran tener algunos de hacer cambios a su favor en los movimientos registrados. Y algo que sirve para evitar el fraude, en los días que vivimos, es algo que es de agradecer. Sobre todo si hablamos de dinero. Todo está sometido a luz y taquígrafos. Es la era de la trazabilidad, la honestidad y la transparencia.
Mientras Trump, mostrando un gran desconocimiento, reniega de todo lo que huela a bitcoin al afirmar que es utilizado para la venta de drogas y otras actividades ilegales, esta misma semana el presidente de China, Xi Jinping, ha pedido a científicos y políticos que aprovechen las ventajas de la blockchain. Afirma que esta tecnología tiene que jugar un papel importante en la innovación tecnológica y la transformación industrial de China.
Pocos días después, el Banco Central de China ha pedido a los bancos comerciales del país que adopten la blockchain en sus operaciones financieras. El país ya está trabajando en el yuan digital.
Esta guerra la está ganando China a Estados Unidos.
Pero Trump no es el único que desconoce bitcoin y su tecnología. Gran parte de la población también.
Existen falsas creencias sobre bitcoin y desgraciadamente también, existe mucha gente que se ha aprovechado de él. Algunos son muy poderosos y se han lucrado de un invento que el creador dio gratis al mundo.
Algunos oportunistas no han permitido, como indica el whitepaper, que los bloques aumenten de tamaño para ser más escalables y responder así a una mayor adopción. Al contrario, han creado cadenas paralelas diferentes a las que definió Satoshi Nakamoto en el whitepaper con la excusa de aumentar la escalabilidad, beneficiándose ellos directamente de las comisiones por las transacciones y saliéndose de la legalidad al perder la fiabilidad en la trazabilidad de las operaciones.
Hechos como éste provocaron divisiones internas entre los líderes de cada una de las diferentes facciones. Por eso, hoy hay tres bitcoin que compartieron origen hace once años: BTC (bitcoin core), BCH (bitcoin cash) y BSV (bitcoin Satoshi Vision). Éste último es el que sigue fielmente lo que se recoge en el whitepaper.
A modo de aclaración hay que destapar falsos mitos sobre la primera criptomoneda. Algunas de esas creencias son interesadas, otras han surgido por desconocimiento.
Decir, como hace Trump, que bitcoin sirve realizar operaciones ilegales por no dejar rastro es un argumento falaz. Eso es posible con BTC que es lo que él conoce, no con BSV.
El bitcoin que cita el whitepaper no se inventó para ir contra los bancos, algunos de ellos causantes de la crisis de 2008 por llevar a cabo malas praxis a la hora de prestar dinero a quien carecía de solvencia. O por esparcir productos financieros cargados de deuda mala, mezclada con deuda buena y regular, afirmando que todo era de alta calidad.
Uno de los mensajes más extendidos por los pseudo gurús de bitcoin es el de “bitcoin te permite ser tu propio banco”. Esto es falso. Bitcoin es dinero electrónico validado entre iguales. Entre usted y yo, por ejemplo. Pero tener bitcoin es como tener dinero debajo de la baldosa, fuera del sistema bancario.
Los bancos guardan y distribuyen el dinero. Ofrecen préstamos y remuneran por los depósitos. Bitcoin no hace nada de eso. Pero sí permite el acceso al dinero con un simple teléfono móvil, con aplicaciones como Handcash, y su transferencia a cualquier parte del mundo, de forma mucho más barata que los bancos. Da la oportunidad de acceder a cuentas corrientes a personas excluidas del sistema bancario. Podemos afirmar que Bitcoin viene a complementar y mejorar los bancos.
Bitcoin tampoco se inventó para derrocar gobiernos creando una economía paralela fuera de la ley.
Bitcoin no se inventó para que lo utilizaran organizaciones criminales. Al contrario, bitcoin se creó para la gente honesta. Al dejar rastro, porque es privado pero no es anónimo, cualquier actividad ilegal puede ser detectada y prohibida cualquier tipo de generación de riqueza a partir de ella. Es cierto que durante los primeros años se utilizó como refugio para organizaciones criminales. Esta es una de las razones de peso por la que ha habido escisiones.
Esta evolución es buena. La aparición de BSV deja atrás el bitcoin más conocido, el que salía en todos los informativos a finales de 2017 por su alto valor, provocado por la especulación: BTC. Éste sí da pie al anonimato y a la pérdida de rastro de los criminales.
Bitcoin, el auténtico, vino al mundo a nivel teórico hace once años. Todo lo que se sale del documento que hoy homenajeamos no es bitocin. Es otra cosa. Y ha hecho ganar mucho dinero a quienes lo han secuestrado. Ni siquiera el inventor de bitcoin se ha lucrado con su invento. Lo hizo para construir un mundo más honesto. Lo deshonesto sobra. El tiempo y la ley irán depurándolo.