El país se debate entre la convocatoria de nuevas elecciones o un acuerdo de última hora entre las facciones socialistas de Sánchez y las neocomunistas de Iglesias.
Al año de interinidad postmoción de censura se le ha añadido 5 meses de parálisis institucional absoluta. Están en la fase de hacer como que hacen. Unos verdaderos fenómenos simulando unas negociaciones, que no han pasado de burdo reparto de instituciones, caracterizadas por los desencuentros.
Mientras tanto se desacelera la economía y la renta disponible para el ciudadano se está reduciendo, de la misma forma que retroceden los principales indicadores de progreso y calidad de vida.
Basta escuchar a las CCAA y las entidades locales que reconocen, sin excepción, estar asfixiadas por la paralización de las transferencias del Estado. La interinidad del gobierno de Sánchez impide tramitarlas. Interinidad en la que se colocó él y solo él, al ponerse en manos de las expectativas de sus gurús electorales que no han sumado. La misma semana en la que hemos conocido que las pensiones representan los ingresos principales en más de 700 localidades.
Vivimos en un escenario de política ficción. Tezanos, desde el CIS, publica unos resultados, para una nuevas elecciones, idílicos para su mentor. Sin ir más lejos, en nuestra comunidad, supera, solito, los apoyos de todo el centro derecha y hunde a Unidas Podemos. Un escenario en el que bate a sus contrincantes y aniquila a sus socios prioritarios.
Nadie duda de la capacidad del actual ejecutivo de llevar las riendas del Gobierno de Estado pero cada vez son más los que opinan que sus objetivos y los de los ciudadanos transitan en sentidos opuestos. Y esto no puede ser bueno.