OPINION

Enseñar a abandonar el nido

José A. García Bustos | Sábado 20 de julio de 2019

En Reino Unido van a implantar el curso que viene una asignatura para que aprendan a cambiar las sábanas, a comprar la leche o a limpiar correctamente, los jóvenes pertenecientes a la generación “copo de nieve” o “generación Z”. Así se conoce a los nacidos después del año 2000, es decir, aquellos jóvenes de entre 16 y 18 años. La idea no es de uno que pasaba por ahí sino del gobierno británico que pretende enseñarles a emanciparse antes de que entren en el mundo universitario. Sí, como lo oyen, el gobierno toma las riendas de la enseñanza dentro del ámbito de la patria potestad.

Se presupone que a los 16 años se llega con todo eso aprendido pero en cualquier caso, ¿debe encargarse el Ministerio de Educación? No han tardado en salir los críticos. Y, con razón.

La enseñanza secundaria debe preparar a los jóvenes para el futuro. Debe dotar de aquellos conocimientos técnicos, valores y habilidades para que, cuando llegue su incorporación al mercado laboral o empresarial, el joven sea un buen trabajador o un buen emprendedor. No parece que sea función de la Administración Pública velar por la enseñanza del cambio adecuado y en tiempo de las sábanas o de la puesta en marcha de la lavadora.

Es obligación de los padres, desde el nacimiento, ejercer la patria potestad y velar por los hijos menores, dotándoles de educación y preparación para afrontar las diferentes situaciones cotidianas. Es la diligencia exigible a un buen padre de familia.

Para que los progenitores enseñen las tareas domésticas basta que las ejerciten delante de los hijos. Éstos aprenden lo que ven. Y basta que vayan otorgando cada vez más responsabilidades a medida que el pequeño vaya madurando. Se supone que a los 16 años los jóvenes saben coger un autobús, ir al centro de la ciudad, hacer compras y volver sanos y salvos. Y quien es capaz de eso, se va de casa con la cama hecha, la mesa recogida y la ropa en el canasto de la ropa sucia. Si a esas alturas los padres no han enseñado eso ¿qué han hecho todos esos años?

Emplear a las instituciones públicas para ello dice muy poco de una sociedad. No solo de los hijos, a los que trata de inútiles, sino también de los padres a los que se les supone la omisión de un deber básico para con los hijos.

Otras enseñanzas que proponen estos cursos del plan de estudios británico para la “enseñanza a la emancipación” sí me parecen adecuados porque no tienen por qué ser conocidas por los padres. Concretamente, me refiero a materias como la de aprender a realizar la declaración de la renta, como administrar correctamente el dinero o cómo hacer una factura. Y es que sí que estoy de acuerdo en que en la mayoría de planes de estudio hace falta educación financiera y cómo gestionar bien el dinero. Hay que desmitificar que hablar de dinero es algo malo y se debe enseñar qué es la libertad financiera y cómo salir del círculo vicioso en el que nos han enseñado a meternos. Me refiero a aquél en el que, desde pequeños, nos dicen cómo ser buenos trabajadores y que, para conseguir una buena casa y un buen coche, hay que echar más y más horas, endeudarse a 30 años y pagar más impuestos. Mucho más esfuerzo y mucho menos tiempo para nuestro ocio, familia y amigos. Con más deuda mala y más impuestos que pagar. Eso sí, desde la casa con piscina comunitaria.

Esa educación sí que no la pueden proporcionar los padres. Al menos la mayoría. Y eso es así porque nadie les enseñó a ser dueños de su vida y no esclavos de su trabajo. La generación Z (copo de nieve) debe ser instruida en el manejo correcto del dinero. Esa asignatura sí que falta en el Instituto. Y luego ellos deben cumplir con la diligencia de un buen hijo de familia y educar a sus padres en ese sentido. Los padres previamente les habrán enseñado a comprar la leche, poner la lavadora y hacer la cama.


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