OPINION

El final del Borboneo

Santiago Fiol | Martes 04 de junio de 2019

No lean en estas líneas un obituario pues no es esa la intención, el Rey Juan Carlos sigue vivo, y como se decía en las cortes inglesas, larga vida al Rey!!.

Lo que si va a terminar, parece que el Rey Felipe es menos Borbón en eso y otras muchas cosas, es el borbonear. Borbonear es una palabra no académica que apareció para describir la forma de inmiscuirse e influir en la vida política por el Rey Alfonso XIII.

El hijo de este último no ostento trono y su influencia durante la dictadura fue muy limitada pues al General Franco nadie le soplaba. Entre otras cosas en eso consiste la dictadura.

Por el contrario don Juan Carlos, Rey de España por designación del General, -sucesor a título de Rey- sí que, afortunadamente borboneó. Consciente cuando ascendió a la Jefatura del Estado de que las cosas no podían seguir igual, formó un grupo de leales encabezados por Adolfo Suárez, Torcuato Fernandez y muchos otros y puso en funcionamiento un complejo método de transformación del estado en el que se pasó “de la ley a la ley por la ley”. De las Leyes Fundamentales a la Constitución.

El Rey Juan Carlos durante todo su reinado ha borboneado, ha influido en políticos y empresarios para que las cosas se hicieran y salieran de una determinada manera. Al carecer de competencias legales para la intervención directa en la política y en los negocios, el animal político que lleva dentro sólo tiene la fórmula de borboneo.

Ahora que se ha “jubilado” se puede poner en valor la hoja de servicios que presenta. Por una parte renunció al poder absoluto heredado y se “sometió” a una Constitución convirtiendo a España en un estado de democrático y de derecho, algo impensable no hace tanto tiempo.

Es cierto que su prestigio personal se ha visto empañado por determinadas actividades inapropiadas cuando estábamos sumidos en la peor crisis de la historia, así como se habla de un enriquecimiento a través de determinados negocios que suenan muy mal e inaceptables si carecen de legalidad, pero la realidad es que la historia, con mayúsculas, le tratará bien. Ha sido un Rey gallardo, ha oído ruido de sables y los batasunos etarras le acorralaron en el parlamento vasco, algunos militares al inicio de su reinado le llamaban traidor y le insultaban a la cara, eran aquellos que tenían el poder de la fuerza. No hay que contar los últimos 20 años unicamente, hay que contar los primeros 20 que fueron de una extraordinaria dureza hasta el punto que en Porto Pi le tuvieron encañonado más de una vez.

Es muy fácil desacreditar a un líder relacionándolo con unas señoritas y unos millones de euros, pero hay que mirar la hoja de servicios completa y a pesar de los elefantes y demás miserias personales, que todos tenemos en mayor o menor medida, ha sido un hombre crucial en la historia de España. No soy monárquico, me parece sólo una forma de estado no una forma de sentir, pero aun así Larga vida al Rey. Que pasen un buen día.

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