Queridos lectores, hoy me gustaría comentar un tema que llevo mucho tiempo dándole vueltas y del que de vez en cuando oímos hablar en los medios:
“Vivimos en un mundo carente de ética y valores”.
Y aunque cuando comencé mi profesión como coach profesional, hace más de 15 años, me enseñaron que no son buenas las generalidades, es cierto que cada vez lo veo más a mi alrededor.
Pongamos un simple caso que me ocurrió hace uno días.
Eran las 7 h de la mañana y salía de mi parking marcha atrás, ya que es una calle de sentido único y muy estrecha, por lo que no se puede meter el coche en el parking en otro sentido.
Pues bien, comienzo a echar marcha atrás y a lo lejos viene un coche y sigo hacia atrás, cuando se aproxima a mi, veo que quiere intentar pasar por el pequeño hueco que queda entre mi coche y la acera, por lo que le llamo la atención indicándole que parara porque obviamente no cabía y le indicó que me deje terminar la maniobra.
Ese hombre, a las 7 h de la mañana, comienza a hacer aspavientos como si le hubiera matado a un ser querido y así comienzo el día.
En el ascensor del edificio de mi oficina un vecino no saluda al salir y suma y sigue...
Y así podría contarles cientos de anécdotas que vivimos a diario.
Y además en ocasiones, esas personas puede juzgar a otros por no reciclar adecuadamente o no respetar los derechos de los animales, ¡qué no digo yo que esté bien hacerlo!, pero mi pregunta va más allá, ¿en qué sociedad superflua estamos viviendo que no facilitamos la vida a nuestro vecino más cercano y después se nos llena la boca por pertenecer a ONGs, ó Comunidades altruistas, que para la foto quedan muy bien?.
¿Dónde comienzan la ética, el civismo y los valores personales?.
Pues queridas señoras y señores, comienza en nuestros hogares, con nuestros hijos, en nuestros barrios con los vecinos, en nuestras empresas, con ese compañero que no nos cae muy bien, ahí comienza el desarrollo de esa ética y ese civismo, en los actos del día a día, en la señora del autobús a la que le cedemos nuestro asiento, o al pobre invidente al que le ayudamos a cruzar la calle.
Sin duda alguna comienza mucho antes, se desarrollan en el momento que llegamos al mundo y nuestros progenitores nos marcan la conducta con la que tendremos que vivir cada día.
Por lo que no tenemos que mirar en nuestros políticos, ni en los de fuera de nuestro entorno, tendremos que auto observarnos y encontrar el “cómo” podemos hacer para mejorar nuestra conducta diaria y si todos ponemos un poco de nuestra parte, estoy totalmente convencida de que pronto se irá produciendo el cambio que, tanto necesita nuestra enferma sociedad.