OPINION

Subtítulos

Emilio Arteaga | Martes 22 de enero de 2019
La decisión de Netflix y algunos exhibidores de cine de proyectar en España la multipremiada película Roma, del director mejicano Alfonso Cuarón, con subtítulos en español de aquí, ha causado un gran revuelo y críticas muy duras desde amplios sectores de la cultura y el ámbito académico, como las del propio director, que ha calificado la iniciativa de “parroquial, ignorante y ofensiva para los españoles”, o el escritor mejicano-catalán Jordi Soler, que la ha tildado de “paternalista, ofensiva y profundamente provinciana”.

Es cierto que sorprende, en principio, que se haya considerado necesario, o conveniente, subtitular en español de España una película rodada en español mejicano, ya que se trata de la misma lengua, pero no es menos cierto que todos los idiomas distribuidos en un territorio muy amplio y hablados por una gran variedad de pueblos, presentan una gran diversidad de acentos y de vocabulario, sobre todo si, como es el caso del español de Méjico, está desde hace siglos en contacto con otras lenguas, lo que inevitablemente conduce a la adquisición de préstamos de palabras, expresiones e incluso de fonemas, que no se encuentran en el idioma originario, lo que puede dificultar la comprensión por parte de los hablantes de otras zonas geográficas.

No hay duda de que un español con un cierto nivel cultural e intelectual no debe tener ningún problema para entender el español de Méjico y si se le escapa alguna palabra o expresión, probablemente la pueda deducir por el contexto y, en cualquier caso, no afectará a la comprensión global de la película. Ahora bien, otra cosa es si el lenguaje utilizado utiliza muchos localismos, en esta película por ejemplo algunos personajes hablan a veces en mixteco, lengua indígena que, por supuesto, sí necesita subtítulos, y, tanto o más importante, si el acento es muy cerrado, en cuyo caso la dificultad de entendimiento no radica tanto en las palabras, cuanto en forma de pronunciarlas.

Todos sabemos que si oímos una conversación en un acento cerrado de según que zonas de Andalucía, los hablantes de otras zonas de España podemos tener serias dificultades para entenderla. Hablar el mismo idioma no significa hablarlo de la misma manera y las diferencias en el lenguaje coloquial pueden ser importantes. Otra cosa es la lengua culta estandarizada, la lengua literaria, necesaria precisamente para facilitar la comprensión entre todos los hablantes.

En ese sentido, las críticas del director y de otros intelectuales resultan exageradas. Hay espectadores españoles que han manifestado claramente que sin los subtítulos no habrían entendido bien la película. Puesto que dichos subtítulos se han retirado de la película en la plataforma Netflix y en la mayoría de los cines en los que se proyecta, se dará el caso de que un anglófono que vea la película con subtítulos en inglés la podrá entender mucho mejor que algunos hispanohablantes de España, a pesar de que la película esté rodada en español (y mixteco).

Esta situación solo puede llevar a que algunas personas dejen de ver la película en continuo en Netflix a poco de empezar si no la entienden bien, o no vayan al cine si tenían previsto verla en alguna sala.

Dado que se supone que el objetivo de la mayoría de los artistas es que su obra llegue al mayor número posible de personas, quizás las críticas aceradas del director, un tanto elitistas todo sea dicho, pueden volverse en contra de su propio filme, lo que sería una auténtica lástima, ya que la película es realmente magnífica.