Emmanuel Macron y Donald Trump unieron su amistad este pasado martes en Washington, con besos y abrazos como pocas veces se ve entre mandatarios políticos.
Cupido hizo de las suyas un año atrás cuando Macron conoció a Trump, tras haber estudiado detenidamente su comunicación no verbal, el mandatario francés le dio a Trump un apretón de manos largo y fuerte como a Trump le gusta hacer, marcando claramente el terreno y dejando, de esta manera, muy claro, quien es quien manda en la política mundial.
Pero a Trump, el gesto de Macron, le hizo gracia, pareciera que David se comiera a Goliat y de una forma inusual, Macron se ganó el respeto del Presidente Americano.
Este tipo de cosas se ven rara vez en la política mundial, donde los besos, apretones y abrazos, brillan por su ausencia y pareciera que exclusivamente nuestros políticos se pueden mostrar fríos y calculadores.
Tengo el privilegio de trabajar con algunos de ellos y poder trabajar su comunicación no verbal y les aseguro que, poder contener sus gestos, es una tarea bastante más ardua de lo que nos pareciera a los mundanos de a pie.
Aproximadamente el 97% de lo que comunicamos lo hacemos con vuestro cuerpo y tono de voz, por lo que el lenguaje verbal, pasa a ser de un 7%, siempre y cuando el mensaje sea emocional, lo cual lo es en la mayoría de los casos.
Esto hace que la parte más animal y visceral, salga a relucir, en los momentos que menos lo esperamos.
Pero a mi los gestos de estos dos gobernantes, aunque en una primera instancia pudieran parecerme exagerados, me dan la impresión de cercanía y de tener ganas de llegar a acuerdos, dentro de los límites de cada país y de lo que representan estos dos personajes.
Me hace sentir bien que, muestran una parte humana, más aun siendo personas tan completamente distintas, en educación, convicciones, valores personales e incluso generaciones.
Ambos tienen mucho que aprender uno del otro y aunque son muy distintos, denotan con esta actitud ser muy inteligentes y conciliadores, por lo menos cara al exterior.
Pienso que ganarías todos mucho si nuestros políticos comenzaran a ser más expresivos con sus cuerpos, más sencillos y mostraran expresiones más humildes para llegar mejor al pueblo.
Una cosa es el protocolo, en ocasiones ya obsoleto, en un mundo global que ha cambiado totalmente desde que se dictaran esas normas protocolarias y otra cosa bien distinta es que este protocolo no deje entrever más allá y cree situaciones, cuando menos ridículas entre nuestros políticos.
Esa rigidez corporal que les caracteriza a los mandatarios europeos, sola hacer marcar una mayor distancia entre el pueblo y ellos.
Una distancia que consigue que no creamos en su mensaje, que ningún político nos parezca de fiar y que la naturalidad brilla por su ausencia.
¿Dónde queda ese sexto sentido que utilizan todos nuestros empresarios de mayor éxito mundial y ese sentido animal del que muchos hacen gala?.
¿Cuál es la razón por la que no utilizamos más el sentido común y nuestras sensaciones a la hora de tomar decisiones importantes, llevar a acabo negociaciones y resolver conflictos?.
Todos somos animales, aunque civilizados, pero no debemos de olvidar que ese sexto sentido se nos dio para comunicar donde las palabras ya no pueden llegar.
Así que desde aquí aplaudo la intervención de estos dos líderes y agradezco un poco de naturalidad, independientemente de ser personajes totalmente dispares y sin, en un principio, muchos puntos de unión.